Las diferencias se sienten en palabras particulares como “amor” que tiene “un sentido más positivo en francés que en inglés”, explicó el coautor del estudio, el matemático Lewis Mitchell de la Universidad de Adelaida.
En el trabajo “Proyecto Hedonómetro”, que intenta medir la felicidad de las poblaciones en tiempo real, se analizaron las respuestas emocionales de personas a las palabras más utilizadas en sus respectivos lenguajes.
El análisis de más de cinco millones de personas, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, revela que el subconsciente tiene una tendencia hacia el positivismo, según la cadena local ABC.
“La manera cómo pensamos, la manera cómo formamos nuestras ideas es inherente, intrínsecamente positiva”, dijo Mitchell.
“No tenemos tantas formas de juntar nuestras ideas o pensamientos negativos como las que tenemos para las ideas positivas”, agregó.
Para efectos de la investigación, se eligieron un conjunto de textos en diferentes idiomas que se extrajeron de diversos medios como Twitter, los libros virtuales de Google o películas en inglés, francés, indonesio y árabe.
Después se analizó cada conjunto de textos para hallar las 10.000 palabras más utilizadas en cada idioma y después cada persona de lengua nativa tenía que calificarla, en una escala del 1 al 9, en un rango de extremadamente negativa o extremadamente positiva.
Algunas como la conjunción “y” o los artículos lograron una calificación neutral, pero las palabras más emotivas recibieron puntuaciones que las situaban en los extremos como son los casos de “muerte”, “Guerra”, “depresión”, por un lado, y “felicidad”, “risa”, “amor”, “sol”, por el otro.
“En general, los idiomas estudiados tenían entre un 70 a un 88 por ciento de palabras positivas”, agregó.
El equipo de científicos también aplicó su método a obras clásicas famosas y halló que en términos de palabras positivas y negativas las obras “Crimen y castigo” y “Los miserables” decaen en lo que se refiere a la forma emocional de la historia, mientras que “El conde de Montecristo” plasma el final más feliz imaginable.
Asimismo el Hedonómetro midió el nivel de felicidad expresado en tiempo real a través de espacios como Twitter, en donde se refleja que se vive en una era “data-céntrica” y que esto puede permitir analizar con métodos cuantitativos el nivel de bienestar que antes se había medido a través de indicadores económicos.