Francis Thackeray y su grupo de la Universidad de Witwatersarandm, en Johannesburgo, han analizado 24 pipas con una sofisticada técnica llamada espectrometría de masas y cromatografía de gases.
Dos de esas pipas contenían restos de hojas de coca -ninguna de ellas procedente del jardín de Shakespeare-, una tenía residuos de nicotina y ocho de cannabis, según el estudio publicado en la revista South African Journal of Science.
En un artículo publicado en el diario británico “The Independent”, Thackeray señala que en el siglo XVII se consumían diversas clases de tabaco en Inglaterra, incluida la hoja traída desde Norteamérica, con nicotina, y el obtenido de la hoja de coca procedente de Perú.
Para el autor de la investigación, Shakespeare podría haber “conocido los efectos nocivos de la cocaína” y “posiblemente prefería el cannabis como hierba por sus propiedades para estimular la mente”.
El investigador sugiere la posibilidad de que “el escenario en el que Shakespeare representaba sus obras en la Inglaterra isabelina” estuviera “repleto de una bruma de humo” de alguna de las clases de tabaco que se consumían en aquella época.