Ken Wilman estaba paseando a su perra Madge por una playa de Morecambe (noroeste de Inglaterra) cuando ésta se detuvo ante una “piedra grande” de un color gris amarillento y con textura cerosa.
Aunque en un primer momento pasó de largo, algo le empujó posteriormente a dar media vuelta para recuperar la piedra, que ahora cree que es un trozo de ámbar gris, una secreción biliar de los intestinos de los cachalotes, explicó Wilman en la BBC.
Las ballenas a veces vomitan el ambar gris, que flota en la superficie del agua y es muy buscado desde hace siglos. Se utiliza en perfumería como fijador y, aunque originalmente es más bien pestilente, con el tiempo desprende un olor almizcleño.
“Cuando lo recogí y lo olí, lo volví a dejar"’, dijo Wilman a la radio. “Era un olor de almizcle, pero cuanto más lo hueles, mejor huele”.
Mientras espera que los análisis confirmen que se trata de ámbar gris, a veces conocido también como “oro flotante”, dijo que ha recibido una oferta de 50.000 dólares por su hallazgo de un comprador francés interesado.
“Vale mucho por sus propiedades particulares”, explicó a la BBC Andrew Kitchener, responsable de los vertebrados en el Museo Nacional de Escocia. “Es una base muy importante para los perfumes y es difícil encontrar un sustituto artificial”, agregó.
El ámbar gris es mencionado en el clásico de la literatura “Moby Dick”, donde el autor Herman Melville escribe en 1851: “¿A quién podría ocurrírsele, pues, que damas y caballeros exquisitos se deleitan con una esencia surgida de las tristes entrañas de una ballena enferma? Y sin embargó es así.”