Esta cachaça “radiactiva” no presenta “ningún riesgo de contaminación”, según el investigador Valter Artur, del Centro de Energía Nuclear para la Agricultura de la Universidad de Sao Paulo (USP).
“Las pruebas lo han demostrado, esta cachaça puede ser consumida inmediatamente después de la irradiación. El problema es que muchos confunden irradiación y contaminación”, dijo el científico, citado este lunes por el diario Folha de Sao Paulo.
Sin embargo, por el momento, este método rápido para el envejecimiento de la cachaça -el alcohol utilizado para hacer la famosa “caipirihna”, el cóctel más popular en todo Brasil- no ha salido fuera de los laboratorios de la USP.
Luego del proceso de destilación, la cachaça puede ser embotellada y vendida, pero también puede ser envejecida en barriles de madera (almendros, robles, cerezos, nogales, etc.) durante tres o más años. Cada una de estas maderas le proporciona un color único a la bebida.
En el proceso de envejecimiento realizado por los investigadores de la USP, luego de la destilación, en lugar de ser puesta en barriles, la cachaça es vertida en botellas que son introducidas en un irradiador donde reciben rayos gamma.
Durante esta débil irradiación, los átomos de la cachaça son ionizados, lo que pone en marcha reacciones químicas que tendrían lugar más lentamente según el método tradicional, explicaron los investigadores a Folha de Sao Paulo.
Para que la técnica arribe a la industria hará falta, sin embargo, una gran inversión, ya que un irradiador cuesta cerca de 3,5 millones de dólares.
Uno de los mejores sommeliers de cachaça, Jairo Martins da Silva, declaró que esta bebida “radiactiva” todavía tiene margen para mejorar.
“Creo que nada sustituye el envejecimiento en barriles”, opinó.