“En los sesenta hubo excavaciones de esta necrópolis, pero no se analizaron los alrededores de las tumbas ni se dató con precisión lo hallado, así que no se tuvo plena conciencia de su importancia”, explica a Efe el jefe de la misión arqueológica, Luca Olivieri.
Las tumbas analizadas por un grupo de arqueólogos italianos con el apoyo de estudiantes locales corresponden a un período muy amplio, ya que se han identificado restos de hasta el 1.300 AC, pero otros son de la mitad del primer milenio antes de Cristo.
“De los habitantes en la zona de Odagram hay documentación ya desde los tiempos de Alejandro Magno (siglo cuarto AC) porque él pasó por ahí”, destaca Olivieri, quien matizó sin embargo que la necrópolis es obra de sociedades muy anteriores a esa presencia.
Las tumbas se han relacionado por su localización con la llamada cultura Gandara, aunque los restos son en realidad muy anteriores a la llegada a la región del budismo, que es el eje vertebrador del arte Gandara.
“Vemos lazos entre los que dejaron estas tumbas y comunidades del norte y oeste de Afganistán y también con grupos que habitan hoy en día algunas zonas cercanas de Pakistán, como los Kalash”, prosigue Olivieri, conocedor de Swat desde hace más de una década.
Los Kalash -llamado como el valle que ocupan en el norte de Pakistán- son una tribu de origen poco claro, con una lengua y usos culturales diferenciados de su entorno, y a los que a menudo se ha definido como herederos de los soldados griegos de Alejandro Magno.
“Hay toda una serie de pueblos de esta zona casi olvidados por la historia y la arqueología y que quedaron sumergidos por la llegada del budismo y la revolución que supuso”, dice el arqueólogo.
Otro de los expertos de la misión italiana, Massimo Vidale, detalló al diario local Express Tribune que los vestigios de Odagram remiten a un grupo cultural y lingüístico, los denominados dardos, que habitaban cerca de la cordilleras del Karakórum y el Hindukush.
Una de las características que han llamado la atención a los expertos es la casi ausencia de armas en los restos hallados, lo cual sugiere que, a diferencia de otros pueblos de la región, la guerra tenía un papel secundario para estas tribus.
“La disposición de los esqueletos y otros elementos que hemos hallado también hablan de una sociedad bien estratificada -hay tumbas de mucha mayor importancia que otras- y con unos rituales muy sofisticados”, relata Olivieri.
Entre los objetos hallados hay muestras de orfebrería, joyas, recipientes de perfume, ornamentos muy variados y, para sorpresa de los arqueólogos, unas botellas que por su forma sugieren que en ellas se guardaban bebidas fermentadas para el consumo.
Todos estos hallazgos se han hecho en el marco del proyecto Arqueología, Comunidad y Turismo financiado con apoyo italiano para revitalizar los estudios arqueológicas en una zona con un rico patrimonio histórico pero muy herida por años de guerra.
La historia de excavaciones arqueológicos en la zona de Swat se remonta al siglo XIX, entonces impulsadas sobre todo por los colonizadores británicos, y desde la primera mitad del siglo XX por diversas expediciones con predominio italiano.