“Estamos a favor de una prohibición de cencerros si queda probado que los animales sufren. Obligar a algo así a un animal por pura tradición es algo que hay que rechazar totalmente”, declaró Nicole Brühl, presidenta de la sección bávara de la asociación. Añadió que la mayoría de pastos están vallados, con lo que en realidad los cencerros son prescindibles.
En todo caso, sugirió, los cencerros ruidosos y pesados podrían sustituirse por una cinta GPS colocada alrededor del cuello de las vacas para localizarlas vía satélite. En tanto, el ministro de Agricultura bávaro, Helmut Brunner, dijo no ver necesidad de actuar en ese sentido y expresó sus dudas de que los cencerros supongan una restricción para las vacas, tanto por su peso como por el sonido que emiten.
Reconoció que a largo plazo se podría hacer uso de sensores para localizar a los animales, pero precisó que técnicamente este sistema todavía no está del todo desarrollado y se encuentra en fase de prueba. El presidente de la Asociación de Empresarios de la región turística de Algovia (sur), Franz Hage, reaccionó indignado a la iniciativa animalista, que calificó de “chorrada total”.
Según Hage, los cencerros y el tintineo no dañan a los animales y son una expresión de orgullo de los pastores de montaña. “Esto es tradición en Algovia”, afirmó. También la Asociación de Turismo de la región de Algovia considera exagerada la exigencia de la sociedad protectora y a través de su portavoz, Simone Zehnpfennig, expresó la opinión de que “muchos excursionistas echarían algo en falta”.
“Al fin y al cabo, en la trashumancia las vacas sólo llevan los cencerros a lo sumo durante medio día y estas pequeñas campanas no hacen daño a ningún animal”, argumentó. Además, recordó, es frecuente que un ejemplar joven se escape del redil a pesar de la valla electrificada y en grandes zonas de pasto de las montañas es complicado volver a encontrar a los animales, sobre todo cuando hay niebla.