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Los perros son más fáciles de llevar de viaje con nosotros que los gatos. Aunque los felinos muy jóvenes llevan mejor los cambios y el estrés que provoca irse con ellos de vacaciones.
Por lo general, la mejor opción para los gatos es dejarlos en terreno conocido a cargo de familiares, amigos o un cuidador de animales.
Quien no tenga ninguna de estas posibilidades y decida llevarse a su gato de vacaciones debe preparar bien el viaje conjunto. Y hay que empezar a hacerlo con suficiente tiempo, dice Klaus Kutschmann, de la Cámara Veterinaria en Berlín.
Los gatos mayores deberían quedarse en casa, pero los que aún son cachorros se acostumbran bien a nuevas situaciones, según el veterinario.
“Sobre todo, cuando las primeras experiencias de viaje llegan en la fase de socialización que va hasta la semana número 15 de vida”, explica.
Es importante que no relacionen el automóvil y el transportín solo con el veterinario.
Para que el gato no se pierda durante las vacaciones, es importante comprarle una correa, dice Kutschmann, que aconseja acostumbrar al animal con tiempo en casa.
En las tiendas venden correas que son cómodas para los felinos. No es aconsejable dejar que el gato ande libre en el lugar de vacaciones.
“El peligro de que se cruce con un congénere y se contagie de una enfermedad es demasiado alto”, advierte Kutschmann. Por eso antes de partir es necesario ponerle las vacunas importantes.
"La de la rabia es indispensable", indica el veterinario. También es preciso ponerle la vacuna contra la leucemia felina y la trivalente.
Kutschmann aconseja además someterles a una desparasitación inmediatamente después de regresar.
Durante el viaje en automóvil y en el lugar de vacaciones, los olores conocidos pueden tranquilizar al animal, apunta Kutschmann. Por eso es importante que junto a su cesta, llevemos también juguetes y una manta.
“El gato debe ir en un transportín seguro que conozca previamente”, señala Marion Dudla, de la Asociación Veterinaria Alemana.
Eso le ahorra estrés innecesario, añade Nadia Kutscher, de la organización de defensa de los animales PETA. Se les puede atraer al transportín con premiso para gatos, por ejemplo.
“Entonces lo cerramos durante un minuto, para mostrar al animal que no pasa nada malo”, explica Kutscher.
Además, hay que abrir con cuidado el transportín. Si no, puede ser que el animal salga corriendo y se estrese más aún cuando vayamos detrás de él para agarrarlo.
Si aún no lo tiene, antes del viaje hay que ponerle el microchip identificativo para que, en caso de que se pierda durante el viaje, podamos volver a encontrarlo, señala Dudla.
Si el gato escapa y lo encuentra un desconocido, el dueño podrá ser informado rápidamente.
El viaje en automóvil al lugar de vacaciones no debe ser muy largo, indica Dudla. Al contrario que en el caso de los perros, un gato no puede salir a dar un paseo para hacer sus necesidades durante el trayecto.
Durante el viaje, el transportín deberá estar bien asegurado, aconseja Kutschmann. “Si hace mucho calor o si el viaj es largo, habrá que hacer pausas. Y el transportín debe estar siempre en la sombra”, apunta.
Además hay que cuidar de que el animal tenga siempre agua fresca a su disposición durante el viaje. No hay que darle de comer o, si acaso, solo un poco.
Toallas empapadas en agua pueden ayudar a refrescarlo si en el automóvil la temperatura es alta, explica Kutschmann. Una vez hayamos llegado al lugar de vacaciones, es importante dar tiempo al gato para que acostumbre al entorno extraño, apunta Dudla.