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Lo ideal es que se ocupe de él alguien a quien el animal ya conozca. Algunos perros se aletargan visiblemente cuando muere su dueño, dice Monika Addy, del Instituto Alemán para Psicología Animal. Están apáticos.
"Dejan de comer, no quieren salir", indica. Es importante para su bienestar que se mantenga la rutina diaria que tenían.
Distraerlos, sacalos de paseo, motivarlos, todo esto es de ayuda en un primer momento.
Si el dueño del can no tenía familia o si nadie de la familia puede hacerse cargo de él, mucha gente lo lleva al albergue para animales.
"Por lo general, allí se intenta darlos en adopción lo antes posible", explica. Y se cuidan detalles como no entregar un perro anciano a una familia con muchos niños.