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Muchos distribuyen por la casa distintos cuentos de agua. Otros colocan fuentes para llamar su atención y que beban.
Cuando vemos que nuestro gato bebe mucho de repente, debemos ponernos en alerta. Puede ser una señal de que se encuentra enfermo, según alertan los veterinarios.
Una sed mayor de la habitual puede deberse a diabetes o a una enfermedad renal. Cuando la función de los riñones es anormal, puede haber también problemas de presión arterial.
Si vemos que el gato bebe más de lo normal, hay que llevarlo al veterinario. Mediante análisis de sangre y de orina podrá determinar si está enfermo y qué tiene. Las enfermedades del riñón, cuanto antes se traten, mejor. Y así se evitan también males mayores.