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Actualmente Karsten Joppich preside la Sociedad Alemana de la raza de perros Bloodhound o Chien de Saint-Hubert, como también se conoce a esta raza de perros superdotados en cuanto a su capacidad olfativa.
La criadora Martina Grywnow coincide con que este perro es muy especial. "Es testarudo y sabe lo que quiere. Si algo no le gusta, no lo hace". Por eso no es una mascota adecuada para cualquier persona.
"El que quiera un perro que responda al primer silbido, que se busque otra raza", señala Burkhard Seibel, biólogo y jefe de relaciones públicas de la Sociedad Cinológica Alemana.
El adiestramiento de un San Huberto requiere más tiempo que, por ejemplo, el de un Pastor alemán o un Schnauzer gigante.
"Incluso tras cuatro años de entrenamiento apenas se logra un 80 por ciento de lo que se pretende obtener", explica Grywnow.
A veces los dueños de estos animales se topan con entrenadores de perros que no respetan el temperamento de esta raza y sólo quieren enseñarles a obedecer, pero sin obtener resultados.
Sin embargo, pese a su terquedad es un animal muy sensible. "Necesita algún tiempo para tomar confianza, pero luego es muy leal", lo describe Grywnow.
En cambio, reacciona muy mal al trato rudo, y demuestra tristeza e incluso resentimiento si se siente excluido. Quien aprende a convivir con esta raza respetando sus características, comprobará que se trata de un animal muy sociable que se siente a gusto en compañía de otros perros y de otras personas, y perdona muy rápidamente un comportamiento infantil.
El origen de esta raza se remonta al siglo VII. Fue criado por los monjes de la Abadía de San Huberto, en Bélgica, con el objeto de rastrear las presas heridas. Se cuenta que el rey Guillermo "el conquistador" llevó consigo varios Bloodhound cuando invadió Inglaterra.
Su nombre deriva de "blooded hound" (perro de sangre caliente) o "sabueso de pura sangre".
Su temperamento obstinado se debe en gran parte a su poderoso olfato. La nariz del perro de San Huberto tiene 300 millones de células olfativas y es la más sensible de todas las razas caninas. En comparación: el Pastor alemán tiene 127 millones de células olfativas y los seres humanos sólo tenemos 5 millones.
Cuando se sale a pasear, es el perro quien decide la ruta. "Si detecta un olor interesante seguirá su rastro. Al dueño no le queda otro camino que ir detrás suyo sosteniéndolo de la correa para que no se escape", cuanta Nicole Joppich.
A pesar de sus excelentes aptitudes, en general es poco utilizado como perro de servicio porque no tolera muy bien el cambio continuo de dueños. Además, los costos de entrenamiento y alimentación son superiores a los de otras razas.
Sin embargo, el San Huberto se utiliza con mucho éxito para rastrear a personas desaparecidas, como niños o personas que se pierden y no encuentran el camino de retorno a casa.