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"La vacuna trivalente es la más importante porque protege a los gatos de la panleucopenia, el calcivirus y la rinotraqueitis", dice Astrid Behr, portavoz de la Asociación Alemana de Veterinarios en Ejercicio, en Fráncfort.
Si los animales se contagian, estas enfermedades son difíciles de tratar y se hacen crónicas con frecuencia. "No hay medicamentos contra ellas, sino que solo se pueden aliviar los síntomas", explicar Behr. Por eso hay que evitarlas.
Para una inmunización básica, hay que vacunar a los animales cuando tienen ocho, 12 y 16 semanas, así como a los 15 meses. "Yo recomendaría estas vacunas para todos los gatos", señala Behr.
Explica que no solo los gatos que salen a la calle pueden entrar en contacto con esos virus. "Los virus también pueden llegar a casa en la ropa o en los zapatos", explica. Son virus muy resistentes, pueden vivir mucho tiempo y de esta forma pueden contagiarse también los animales que no salen de casa.
Para los que salen, también se recomienda la vacuna de la rabia. Esta se les debe poner a las 12 semanas. Y, por lo general, se recomienda repetirla a los 15 meses.
Hay además casos en los que se aconsejan más vacunas, como en los gatos que participan en exhibiciones, ya que tienen mucho contacto con otros gatos y parte del tiempo viven en hoteles para gatos.
Lo mejor es pedir consejo al veterinario. "Él sabe qué enfermedades hay que cada región y qué vacunas se precisan", señala Behr.
Entre las vacunas aconsejadas en según qué casos están por ejemplo la Bordetella bronchiseptica (una enfermedad de las vías respiratorias), clamidia, la peritonitis infecciosa felina, la leucemia felina e infecciones por hongos.
También se debe hablar con el veterinario sobre la vacunas de recuerdo. Algunas duran tres años, otras menos tiempo.
Tras la vacunación, pueden aparecer algunos efectos secundarios leves en los gatos. "Puede haber, por ejemplo, irritaciones por la jeringuilla", dice Behr.
Pero por lo general no son importantes y es más la tranquilidad que da la vacuna que el malestar pasajero del gato.
Quien vaya a tener un gato, debe pensar en el coste de las vacunas e informarse del mismo. Y si piensa que no va a poder mantenerlo a largo plazo, debería entonces plantearse bien la opción de tener un felino en casa.
Además de las vacunas, es necesario hacer un chequeo anual al animal. Sarah Ross, experta en animales de compañía de la organización alemana Vier Pfoten (Cuatro patas), aconseja ahorrar apartar dinero para vacunas, chequeos y emergencias.
"En muchos casos es también aconsejable un seguro médico para el gato", indica. Algunos incluyen el coste de las vacunas. Hay que echar cuentas de si merece la pena.
Las vacunas protegen al gato, pero también contribuyen al bienestar de otros animales.
"Quien vacuna a su mascota, contribuye a que determinadas enfermedades no se extiendan", dice Ross. Los dueños evitan así que su animal se contagie de otros gatos en la calle y al no llegar a estar enferom, él tampoco infecta a otros.