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Las hay incluso que se quedan con la pastilla en la boca tanto tiempo como sea necesario para escupirla cuando el dueño ha dejado de vigilar.
Pero hay trucos que, según el tipo de animal del que se trate y de la forma en la que haya que administrar el medicamento, nos ayudan a lograr que nuestro compañero peludo se tome la medicina.
Cada animal reacciona de una forma distinta a los medicamentos. “Generalmente, es mucho más fácil con los perros que con los gatos”, explica Astrid Behr, de la Asociación de Veterinarios en Ejercicio de Alemania.
También con los animales pequeños y con los pájaros es más complicado. Los mayores problemas, por lo general, son con las pastillas y las píldoras.
Un truco muy efectivo es mezclar el medicamento con la comida. “A los perros se les puede mezclar con algo de embutido, por ejemplo”, aconseja Behr. “Pero hay que controlar que se tragan la medicina y no la escupen”, advierte. Según el tipo de principio activo, se puede triturar para que sea más fácil mezclarlo con el alimento.
Quien quiera asegurarse de que la medicina llega realmente donde debe tendrá que dársela al animal directamente en la boca, algo que a los gatos no les gusta nada.
“Hay que sujetar bien al animal, abrirle el hocico, meterle la pastilla bien al fondo, cerrar la boca y frotarle la laringe con cuidado para que la trague”, describe el proceso Katrin Umlauf, de la Asociación Alemana de Protección Animal.
Cuando el medicamento es líquido se administra con una jeringuilla sin aguja en el interior de la mejilla.
Existen administradores de pastillas que pueden ser de ayuda. “Sirven para evitar tener que meter la mano en la boca del animal”, explica Behr.
Tienen una forma similar a las jeringuillas y se pueden emplear con la mayoría de mascotas: perro, gato, cobaya o conejo. Pero en caso de que el dueño esté inseguro y no sepa muy bien cómo actuar, lo mejor es acudir al veterinario para que enseñe a utilizarlo.
Hay medicinas que también se pueden administrar con el agua. “Pero para eso hay que disolverlas en una cantidad pequeña de agua que sepamos que el animal se va a beber del todo”, aconseja el veterinario Klaus Kutschmann.
Solo entonces se puede estar seguro de que se ha administrado el medicamento en la dosis correcta. Un momento apropiado para dar la medicina a nuestra mascota es por las mañanas porque es cuando los animales suelen estar sedientos.
Es un método que se emplea mucho sobre todo con los animales pequeños y con los pájaros. “Es muy fácil estresar a un pájaro y este puede incluso llegar a morir si lo intentamos agarrar con la mano”, apunta Kutschmann.
Los supositorios, en el caso de los perros, no son complicados de poner. “Hay que sujetar bien al perro y con paciencia y delicadeza, introducir el supositorio”, explica Kutschmann.
Las pomadas y los remedios que se absorben a través de la piel tampoco suelen suponer problemas. “Para los medicamentos cutáneos se debe buscar no obstante un lugar al que el animal no llegue a lamerse, por ejemplo la nuca”, señala.
Pero no siempre se puede elegir el lugar, como en el caso de heridas o inflamaciones. “Cuando se aplica una pomada sobre una herida y resulta doloroso para el animal, puede que este reaccione y nos haga daño sin pretenderlo”, advierte Umlauf.
Además es posible que la mascota se lama ese lugar. No siempre es dañino, pero haciéndolo evitará que la medicina haga efecto. “O se pone una venda en ese caso sobre el lugar a curar o se pone un collar isabelino al animal”, explica la experta.
Cuando no hay forma de administrar una medicina a nuestra mascota, algo que ocurre en ocasiones, habrá que llevarlo al veterinario y que lo trate con inyecciones.