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"La tarea principal de los psicólogos de perros es descubrir qué es lo mejor para ellos", resume Thomas Riepe. El presidente de la Asociación de psicólogos de perros de Alemania publicado varias notas sobre el tema.
Suena un poco excéntrico, pero los dueños deberían ponerse en contacto con un psicólogo antes de comprar el perro. "El especialista proporciona información sobre las diferentes razas y sus necesidades, y también aconseja qué perros se pueden adaptar mejor a cada persona interesada", explica Riepe.
Sin embargo, a menudo se acude un psicólogo canino después de haber probado previamente otros métodos. "Muchas veces los dueños sobreestimulan a su perro y estos no pueden desenchufar y tranquilizarse. Por lo tanto, están irritados y por ejemplo ladran más a menudo que otros perros".
Vera Müller es psicóloga de perros. "Ayudamos a los animales con problemas de comportamientos. Observamos al perro y a sus dueños", señala. Primero, Müller se reúne con los dueños para tener datos sobre el animal.
"Necesito saber si el perro tiene problemas de salud, porque eso también puede ser la causa de un comportamiento inusual". Por ejemplo, si el perro tiene dolor, reacciona de manera más agresiva, indica la terapeuta alemana.
Después de observar el entorno del perro y la convivencia con sus dueños, Müller propone un plan terapéutico.
Jens Beyer, también es psicólogo canino y trabaja de un modo similar. "Siempre es importante observar la situación en el terreno", apunta y da un ejemplo. Una clienta llamó a Beyer y le contó que desde hacía muchas semanas su perro casi no había dormido y estaba totalmente trastornado.
"Cuando la visité, me sorprendió que recibiera muchos mensajes en su smartphone y cada vez que sonaba se escuchaba un silbato corto", cuenta Beyer. "Comprobamos entonces que el perro había comenzado a estar tan excitado desde que ella tenía su nuevo teléfono. En este caso, la solución era bastante simple: solo tenía que cambiar el tono de los mensajes".
Solo aquellos que entienden a su perro pueden tener una convivencia relajada con el animal.
"Algunas personas piensan que los perros necesitan una autoridad y que por eso hay que prohibirles muchas cosas. Pero la rigurosidad no es la forma correcta", dice Riepe. Los que constantemente reprimen los gruñidos y ladridos convierten al perro en un animal inseguro. Se logra mucho más, si se le da al perro una buena sensación, por ejemplo, dándole golosinas si ha hecho algo bien.
Si el perro tiende a ladrarle a las visitas, los dueños deberían asociar esta situación con algo positivo: por ejemplo cuando suena el timbre arrojar algunas golosinas en el suelo.
Hay señales para saber si el perro está estresado o demasiado estimulado, pero los dueños necesitan aprender a reconocerlos: "Con frecuencia escucho que el perro intentó morder sin motivo. Los animales muestran signos de estrés", dice Müller. Por ejemplo, tienden a jadear, oler mucho el piso o fijan su vista en determinados puntos.
"En general, el miedo y la agresión no se elimina. Después de todo, los perros no son máquinas. Uno solo puede intentar desviar estos sentimientos y enseñar al animal a adoptar otros patrones de conducta", explica Müller. A veces sucede que los perros vuelven a caer en los viejos hábitos. "Por supuesto, aquí se requiere paciencia y determinación", recalca.
Según Beyer, conviene anotar a diario cómo se comporta el perro ya que esto ayudar a reconocer cómo reacciona el perro frente a determinadas situaciones. "El lema es: Entienda a su perro y su perro lo entienderá a usted", asegura.