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El descubrimiento, publicado en la revista Scientific Reports, es el fruto de la investigación llevada a cabo en la universidad británica de Portsmouth.
Los experimentos, coordinados por Juliane Kaminski, mostraron claramente que los perros orientan la mirada en respuesta a la atención que reciben del hombre: una solicitud que se mostró más decisiva incluso respecto de la comida.
“Los perros viven desde hace más de 30.000 años con el hombre y durante todo este tiempo -observó la investigadora- la presión de la selección puede haber influido en su capacidad de comunicarse con nosotros”, afirma Kaminski. Por lo tanto sus expresiones podrían combinar procesos emotivos y cognitivos juntos, según los investigadores.
La investigación fue realizada sobre 24 perros de razas yedades diversas, todos crecidos en el ámbito de una familia yubicados a alrededor de un metro de una persona.
Cada perro fue filmado cuando el ser humano se dirigía aellos, o cuando estaba distraído y dado vuelta. “El mayor número de expresiones faciales aparecía cuando los perros se sentían observados. La simple oferta de comida no tenía el mismo efecto. Esto quiere decir -indicó Kaminski- que su expresividad depende del grado de atención de su público y que es un intento de comunicarse, no la simple demostración de un estado emotivo”.