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En el local para perros de Petra Becker, en las afueras de esta localidad del norte de Alemania, Witt enciende su reproductor de CD y suena la canción "Pudelsong" (canción de poodle), dedicada a los caniches.
"El perro más hermoso de la manada, que es y sigue siendo el caniche", dice la letra, mientras esta señora de 48 años se balancea junto a sus dos amigos de cuatro patas sobre una alfombra verde.
El plateado Kaspar y el rojizo Rigoletto siguen las señales de su mano. Se recuestan en el suelo y ruedan hacia un lado. Luego caminan hacia adelante y hacia atrás entre las piernas de su dueña. También son capaces de moverse sobre sus dos patas traseras.
Pero, ¿qué motiva a los perros a ejercitarse física y mentalmente durante estos ejercicios? ¿Realmente les hace bailar la música? "¡Claro!", dice su propietaria. Aunque hay un incentivo muy importante: los perros reciben pequeños trozos de comida o salchichas de carne.
Los compañeros de danza humanos suelen ser mujeres, dice la propietaria del local. "Los hombres no suelen hacer esto", asegura Becker.