No a caricias ni alimentos en la mesa del comedor

Una mirada anhelante, un maullido cada vez más intenso o un salto audaz a la mesa del comedor exuberantemente repleta: los gatos pedigüeños pueden convertirse rápidamente en agotadores para sus dueños.

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Sin embargo, se les puede desacostumbrar a esos paseos inadecuados mediante capacidad de resistencia, explican los expertos.

El mejor método para lidiar con un gato pedigüeño es ignorarlo de forma consecuente. Porque incluso los cuadrúpedos más testarudos alguna vez se dan por vencidos.

Por lo tanto, cuando el gato comienza nuevamente a mirar con pena y a maullar junto a la mesa del comedor, es necesario mantenerse firme. Todas las personas en la mesa deben abstenerse de acariciarlo y alimentarlo.

Pero en el caso de algunos gatos obstinados tampoco sirve ignorarlos. Rascan en las piernas a los comensales o incluso a veces pueden saltar sobre la mesa.

En el caso de un comportamiento semejante, los amigos de los gatos deberán intervenir de inmediato, decir en voz alta "no" y retirar al animal de la habitación. Crucial para el efecto de aprendizaje: la coherencia.

Para que un gato ni siquiera se acostumbre a estar pidiendo debemos garantizar que esté alimentado de manera suficiente. Los felinos necesitan comer al menos dos veces al día en horarios regulares.

Lo ideal es que el lugar donde se alimenta la mascota esté alejado del área del comedor. Además, los animales deben comer antes de que las personas se sienten a la mesa. Un gato que esté satisfecho con su alimentación y cuente con rutinas fijas no será pedigüeño.

 

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