Cargando...
Los perros se sienten intimidados por una mirada directa, más si esta queda a la altura de sus ojos. Por eso es mejor que cuando el niño acaricie a un perro, lo haga mirando hacia la espalda del animal. Y antes de ello, siempre hay que preguntar al dueño.
Si el niño se dirige hacia el animal con demasiada solicitud, las cosas pueden ponerse feas. En ese caso, lo mejor es que el padre o la madre se ponga entre el animal y el niño.
Si es el perro el que va disparado hacia el pequeño, los padres pueden ponerse entre ambos con la espalda hacia el perro. Así no es posible el contacto visual pero el perro puede ver al niño sin sentirse provocado.