Los gatos son selectivos con la comida

Los gatos son capaces de ponerse a comer y acabar en un abrir y cerrar de ojos con lo que tienen en el comedero. Pero puede ser que la siguiente vez olisqueen la comida y se alejen de ella porque lo que le ofrecemos podría no ser de su agrado.

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De cara a la alimentación de los felinos, hay que tener claras algunas bases de partida.

"A los gatos no les suele gustar comer durante mucho tiempo la misma comida", dice Heidrun Betz, de la Asociación Alemana para la Protección Animal.

"Por eso se recomienda cambiar los sabores cada cierto tiempo, aunque nos mantengamos con el mismo tipo de comida y la misma marca", indica. Y recomienda no comprar la comida más barata que haya en la tienda.

Los expertos aconsejan la compra de comida preparada que contenga todos los nutrientes que necesita el gato. "No es aconsejable preparar nosotros su alimentación", indica Heidrun Betz.

La comida preparada de calidad que se vende en las tiendas contiene unos 40 nutrientes que deben ser combinados de manera correcta. "En casa podemos no ser capaces de hacerlo", advierte Betz.

Respecto a si damos al gato comida seca, es decir, pienso, o húmeda, que es la que suele venir en lata, señala que eso en principio es indiferente.

No obstante, con la comida de lata estaremos proporcionándole humedad, algo positivo ya que los gatos necesitan beber mucho y, sin embargo, no lo hacen.

En relación a las cantidades de una y otra que hay que darles, suele salir más económico el pienso, explica Frank Langewische, que pertenece a una asociación de criadores de gatos en Alemania. Pero siempre debe ser de calidad, subraya el veterinario.

Otra de las ventajas del pienso es que puede quedarse en el comedero. La comida húmeda, por el contrario, se estropeará si el gato no la come en el momento.

Después de cada comida, hay además que fregar siempre el comedero para quitarle los restos de comida en lata que queden. "La comida húmeda fermenta muy rápidamente, sobre todo en el verano", dice la veterinaria Cornelia Ewering, que trabaja para un importante productor de comida de animales en Alemania.

La comida en lata, por otra parte, suele gustar más a los gatos porque tiene un olor más intenso. No debemos dársela recién sacada de la nevera, sino que lo aconsejable es esperar un poco a que tome temperatura para servirla, añade.

El mejor lugar para colocar el comedero es un sitio tranquilo, a distancia del arenero.

"Los gatos deben tener siempre agua fresca a mano. La falta de líquido es uno de los problemas que sufren los gatos, sobre todo los que comen pienso", explica Frank Langewische.

La comida húmeda contiene aproximadamente un 70 por ciento de agua. "Los gatos debe tomar al día entre 60 y 70 mililitros de agua por cada kilo que pesan", apunta Cornelia Ewering.

Los caseros precisan además hierba para gatos para poder purgarse de los pelos que tragan al limpiarse y acicalarse. "Si no tiene hierba, el gato irá en busca de las plantas que tenemos en casa y estas pueden ser venenosas para él", advierte Heidrun Betz.

Un gato no debe ser alimentado jamás por nuestra cuenta, sin haber hablado de la alimentación con el veterinario.

Se dan casos, por ejemplo de gente que solo les da hígado para comer. "Eso puede provocar graves problemas de salud, como un envenenamiento por vitamina A", dice el veterinario Frank Langewische.

Nunca hay que darles carne cruda. "Puede tener parásitos y tenias que se introduzcan en su organismo", explica Heidrun Betz.

La leche es un alimento que el gato no tolera y por eso no se le debe dar. Pero si le gusta, una alternativa es la leche para gatos que venden en las tiendas de animales. Los dulces y el chocolate están terminantemente prohibidos.

Los gatos adultos debe tomar entre 150 y 300 gramos de comida al día. Los cachorros de hasta seis meses deben comer entre cuatro y cinco veces diarias y hay que darles comida especial para su edad.

"En el caso de los adultos, lo ideal es que la cantidad diaria de alimento se reparta en tres comidas: mañana, mediodía y noche", indica Cornelia Ewering. Mantener la regularidad en los horarios de comida es importante.

Las ganas de comer en los gatos son a veces excesivas. "Un tercio de todos tienen sobrepeso", dice Cornelia Ewering. "Muchas veces les damos de comer de más por cariño mal entendido. En vez de hacer eso, deberíamos jugar más con ellos", indica la experta.

La comida no debe sustituir nunca otras ocupaciones. Eso tiene un riesgo especial en el caso de los gatos castrados. "Suelen moverse menos y tienden al sobrepeso", advierte Frank Langewische.

Hay que hacer una visita al veterinario si al agarrar al gato por los costados no encontramos las costillas debido a la cantidad de grasa que hay sobre ellas.

"El sobrepeso puede hacer enfermar al gato", señala Ewering. Problemas del metabolismo, enfermedades óseas o cardíacas pueden ser la consecuencia de un exceso de peso.

Si el gato está gordo, hay que reducir con cuidado la cantidad de comida diaria.

"Nunca se debe someter al gato a un régimen de hambre porque eso le causará problemas en el hígado", dice Frank Langewische. Lo mejor es hablar con el veterinario para establecer un plan de alimentación y buscar una comida de dieta.

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