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Klaus-Berndt Nickel está entre las pocas personas a las que les gustan estos insectos. Es el jefe del Puesto de Protección de Hormigas de Hessen, Alemania.
Le fascinan estos diminutos animales. "Pueden portar algo 45 veces mayor de su propio peso, construir colinas y taparse y protegerse cuando llueve", explica.
En todo el mundo hay unos 16.000 tipos de hormigas. Algunos de ellos están protegidos.
Quien quiera tener hormigas en casa, no debería atraparlas en la naturaleza para llevárselas. Para asegurarse de que no se trata de especies protegidas, la solución más sencilla es comprarlas.
Martin Sebesta es el dueño de "Antstore" en Berlín. Se trata, según dice, de la primera y mayor tienda de hormigas del mundo. La oferta va desde la brillante y negra hormiga rossa a la hormiga de miel, pasando por la hormiga mandíbula-trampa.
Las hormigas en cautividad deben estar en el formicarium, que es un terrario para hormigas. Consta de un nido y una zona de arena. Los animales se entierran en el nido y se les puedes observar en los túneles y pasadizos a través de los cristales.
Sobre la arena es donde buscan la comida. "Además llevan allí sus deshechos, entre ellos los restos de comida, los excrementos y los animales muertos", explica Sebesta. Esto es también práctico para el dueño, ya que no tendrá que limpiar todo el terrario, sino solo retirar la basura.
Antes de la instalación del formicarium, el dueño debe informarse bien porque es fácil si no que haga las cosas mal.
Así, hay que poner un granulado sobre el nido para que no haya anegamientos de agua. Encima se pondrá una mezcla de tierra y arena. Se debe llenar como máximo dos tercios del recipiente.
La arena debe estar lo suficientemente apretada como para que las hormigas no puedan enterrarse ahí.
La granja de hormigas, como cualquier terrario, puede colocarse en el saló de casa, pero no debe estar sobre ningún aparato que vibre ni en la ventana.
La luz del día es demasiado clara para las hormigas. Además, puede producirse una peligrosa acumulación de calor.
La granja puede cubrirse con un trapo o papel de construcción para simular el ambiente al que están acostumbrados los insectos, que en la naturaleza construyen sus túneles en la noche.
Además hay que ponerles agua y comida. Si vemos que hay moho o ácaros debemos alarmarnos. Son los mayores enemigos para la conservación de las hormigas.
"El cuidado es laborioso", dice Sebesta, que aconseja no lanzarse a tener hormigas en casa sin antes pensarlo bien.
Él y Nickel ven con escepticismo las granjas de gel, donde el sustrato del nido es un gel transparente que debe proporcionar agua y alimento.
"Si las hormigas pasan demasiado tiempo allí, mueren", advierte Nickel.
"Para cavar los túneles y las galerías, las hormigas utilizan sus patas con uñas y su mandíbula superior", escribe el biólogo Walter Kirchner en su libro "Die Ameisen" (Las hormigas).
Estos insectos son flexibles en lo que se refiere a la elección de un lugar para vivir. Suelo, piedras, árboles, muros, todo les va bien.
Sus residencias más llamativas son los hormigueros, que pueden llegar a levantarse dos metros sobre el suelo. En ellos pueden vivir cientos de miles de hormigas trabajadoras con al menos una reina.
Klaus-Berndt Nickel sale mucho en primavera para mover hormigueros. Le llaman, por ejemplo, obreros de carretera, administraciones de cementerios y personas privadas cuando encuentran hormigueros en lugares que, bajo la mirada humana, no son apropiados para ellas.
Entonces él se dirige al lugar con botas de goma, guantes y unas gafas protectoras para que no le haga daño el ácido de las hormigas.
Tiene que cavar profundamente para ya que la mayor parte edel nido está bajo la tierra. "He llegado a cavar hasta 1,20 metros", cuenta. El nido lo mete en cubas y tinas y así lo lleva a un sitio apropiado.