Las cataratas también afectan a perros jóvenes

La mayoría de las veces la enfermedad se detecta por casualidad: el perro ya no atrapa la golosina o la pelota con la misma destreza que de costumbre, tropieza con el borde de la acera o no sube bien las escaleras en un entorno desconocido.

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Si su mascota presenta estos signos debe llevarla rápidamente al veterinario para que le realice un control de ojos. Si el cristalino del ojo presenta una mancha gris o está blanco puede tratarse cataratas. En ese caso el perro ve mal o ya está ciego.

"No hay que tomar esta enfermedad a la ligera porque la retina no puede regenerarse", advierte Barbara Braus. La veterinaria aconseja ir inmediatamente con el perro a un especialista de ojos, quienes tienen los equipos adecuados para diagnosticar la enfermedad y tratarla.

Para hacer el diagnóstico, el veterinario introduce unas gotas en los ojos del can. Esto ayuda a que las pupilas se dilaten y se pueda realizar un examen exhaustivo.

Las opciones de tratamiento son escasas. Sólo una cirugía puede curar, y cuanto antes se opere mejor. Sin embargo, es necesario que tanto la retina como las células nerviosas del animal estén intactas. Además, el animal debe ser anestesiado para la intervención.

"Si no se puede realizar una operación, hay que tratar al perro con gotas oculares antiinflamatorias durante toda la vida", explica la veterinaria Astrid Behr. De lo contrario, la enfermedad puede ser extremadamente dolorosa para el animal. Bajo ninguna circunstancia los ojos con cataratas deben permanecer sin tratamiento, advierte.

La operación ya está tan avanzada como en la medicina humana. El cirujano hace un pequeño corte en el ángulo externo del ojo y abre la córnea, luego rompe el contenido de la lente con ultrasonido y la extrae de la cápsula. Si el saco capsular está intacto se implanta una lente artificial.

Sobre todo si la enfermedad se detecta a tiempo, las posibilidades de éxito de la operación son enormes, destaca Braus. Casi todos los perros pueden volver a ver a más tardar un día después de la cirugía, incluso si antes estaban ciegos.

Sin embargo, puede ocurrir que el perro sufra alguna complicación, por ejemplo que se le inflamen los ojos. En ese caso hay que tratarlo con gotas durante un período de tiempo más prolongado y, a menudo, necesitan un seguimiento.

Las primeras semanas es conveniente que el animal esté tranquilo y salga a pasear con la correa.

Contrariamente a la creencia popular, la catarata no solo afecta a animales viejos sino también a los más jóvenes. Las causas pueden ser diversas. "La enfermedad también puede ser hereditaria, causada por diabetes o daño ocular", explica Behr.

Algunas razas populares, como el Golden Retriever y el Labrador, ya tienden a esta enfermedad ocular en los años más jóvenes. Los perros pueden quedarse completamente ciegos en sólo una o dos semanas.

Si en cambio la catarata se desarrolla como un signo de envejecimiento natural, la enfermedad progresa de un modo significativamente más lento.

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