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Pero hay que utilizarla con precaución. Si se ve que la reacción del animal es excesiva, lo mejor es prescindir de ella.
Muchos dueños de gatos conocen bien el problema que se genera cada vez que hay que llevar al animal al veterinario: no hay forma de meterlo en el transportín.
Frotar el transportín con un poco de madreselva seca puede obrar maravillas. Los gatos adoran el olor de esta planta, originaria de Asia, el sur de Europa y el de África.
"El efecto de la madreselva en los gatos se conocía ya en la Edad Media", cuenta Marius Tünte, de la Federación Alemana de Protección Animal en Bonn.
Ahora se sabe que la actinidina, uno de sus elementos, es similar a una sustancia que las gatas no castradas segregan con su orina.
No obstante, la acción de la sustancia no está aclarada del todo a día de hoy. "Pero llama la atención que los gatos machos se vean más atraídos por el olor de la madreselva que las hembras", explica Tünte.
Los felinos que reaccionan a este olor se balancean alegremente y mordisquean la planta. "También les gusta frotarse con ella", añade.
Klaus Kutschmann, de la Cámara de Veterinarios en Berlín, confirma que la madreselva puede tener una acción embriagadora en los felinos.
"Si un gato está nervioso habitualmente, esta planta puede relajarlo. Pero también tiene efectos sobre los animales que se pasan el día en el sofá", añade.
Por ejemplo, usarla sobre un juguete al que ya no hace caso el animal puede volverlo de nuevo interesante.
"Quien tenga en casa un gato con sobrepeso puede emplear la madreselva para hacer que se mueva y adelgace", señala Kutschmann.
La madreselva se puede cultivar directamente en casa o ser comprada seca en un herbolario, dice Heidi Kübler, de la Asociación de Veterinaria Integral en la ciudad alemana de Schallstadt, en el sur.
También se puede encontrar en tiendas de animales, donde ha sido bautizada con la palabra inglesa "catnip". Hay, por ejemplo, pequeños saquitos rellenos de madreselva seca. "Es un juguete que gusta mucho a los gatos", indica Tünte.
También se emplea en los túneles para gatos, donde les despierta la energía, y en los árboles con rascador para ellos. Si el gato araña el sofá para hacerse las uñas, suele ser suficiente con frotar con madreselva el árbol rascador para que deje la costumbre de destrozar el mueble.
La madreselva convierte incluso el transportín en un objeto interesante. "Con ella es más fácil meter al animal dentro para llevarlo al veterinario o a cualquier sitio", explica Tünte.
Pero no se debe emplear con cualquier gato. "Hay animales que sobrerreaccionan con euforia a ella", advierte. Si el dueño observa un comportamiento semejante en el gato o este llega a ponerse agresivo no se le debe volver a dar madreselva.
Hay dueños que temen que la hierba pueda ser venenosa para los felinos, pero es un miedo infundado. "No puede hacer ningún daño al animal", asegura Tünte.
Para que no se pierda el aroma, Klaus Kutchmann aconseja comprarla en paquetes con cierre o meterla en tarros de cristal o bolsas que puedan sellarse.