La convivencia de perros y gatos

Perros y gatos son los animales de compañía preferidos. Quien los quiera tener juntos, debe tener mucha paciencia porque a veces se tarda tiempo en conseguir una convivencia pacífica. Y hay casos en los que no se logra.

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Los perros llevan domesticados, viviendo junto a las personas, miles de años, explica Lea Schmitz, de la Asociación de Protección Animal alemana. Los gatos, por el contrario, hace relativamente poco tiempo que viven con las personas y son mucho más independientes.

Pero pese a todas las diferencias, en muchos casos es posible que perros y gatos convivan sin problemas. Para ello, los dueños tendrán que tener algunas cosas en cuenta a la hora de elegir qué animal tener y cómo llevar el día a día.

Para poder tener a perro y gato juntos, hay que educarlos bien. Los dos deberían estar relajados en presencia del toro animal y, en caso de necesidad, responder a las órdenes que se les dé.

"El lenguaje de gatos y perros es muy diferente", dice la experta. Los perros pueden entender el ronroneo de los gatos como un gruñido amenazador, por ejemplo. Cuanto más jóvenes sean los animales, más fácil será que se acostumbren al otro.

Juntarlos debe hacerse paso a paso. Primero es aconsejable que vayan conociendo el olor del otro, por ejemplo con ayuda de un cepillo o un collar, aconseja Lea Schmitz.

Otra opción es llevarnos al animal que tenemos en casa cuando vayamos a buscar al otro, dice el entrenador de perros Heiko Kasner. "Así el dueño podrá ver cómo reaccionan uno a otro", apunta. Lo mejor es que en este primer encuentro estén separados por barrotes.

También en el día a día deberían perro y gato estar inicialmente en dos habitaciones distintas con una puerta cerrada entre ellas. Los primeros días es mejor tener al perro con correa y, si se tienen dudas, ponerle un bozal.

"Lo mejor es tomarse unos días de vacaciones para estar en casa y reaccionar rápido a cualquier situación", indica Ursula Bauer, de la organización alemana Acción Animal. Y es que no se sabe cómo reaccionarán, por ejemplo, al timbre en la puerta, y lo mejor es estar allí para verlo e intervenir en caso de necesidad.

El dueño debería organizar desde el principio un sitio para cada uno al que los animales puedan retirarse sin ser molestados por el otro. Y el arenero del gato, por ejemplo, debería ser también un lugar del que el perro esté siempre lejos.

Para evitar rivalidades cuando toca comer, lo ideal es alimentarlos a la vez. Y en ningún caso deben compartir comedero. Los de ambos deben estar alejados.

Pese a todos los esfuerzos, hay animales con los que no es posible una vida en común, dice Heiko Kasner. En la naturaleza, tampoco viven juntos.

Los perros, por ejemplo, que tienen un instinto de caza muy desarrollado pueden no estar preparados para convivir con otro animal y verán siempre al gato como una posible presa.

Por esta razón, Ursula Bauder da un consejo: "Cuando no hay forma tras dos semanas de que los animales estén juntos, el proyecto ha fracasado". Los dueños deberían advertirlo cuando vayan a comprar o a adoptar al segundo animal y asegurarse de que, si las cosas van mal, podrán volver a llevarlo.

Schmitz tiene además otro consejo importante para los dueños de gatos y perros. "Los dos animales deben ser desparasitados para no contagiarse". Pero habrá de utilizarse remedios distintos pues el fibronil, que se usa en los productos para perros, puede poner en riesgo la vida de los gatos.

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