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Los gatos, de media, se asean unas tres horas al día, explica la veterinaria y terapeuta animal Barbara Schöning.
Si el dueño ve que su felino está excediéndose y que no es posible distraer su atención de esa acción con un juguete o un premio, muy probablemente el animal tenga un problema.
Muchos gatos llegan a lamerse tanto que se hacen calvas. Esa es otra señal de alarma.
Las causas de esta compulsión en el aseo pueden ser físicas o mentales. El veterinario tendrá que ver si el gato tiene parásitos. En esos casos se limpian mucho para tratar de mitigar los picores.
La razón de tanto aseo también puede estar en infecciones por hongos, alergias o dolores.
Descartadas esas razones físicas, lo que hay detrás será seguramente un problema psíquico. El gato puede estar sufriendo una alteración del comportamiento.
En ese caso hay que buscar qué es el desencadenante. Lo mejor es escribir durante un tiempo cuándo se producen esos ataques de limpieza. Muchas veces se puede establecer así un patrón.
Para que sane a veces es suficiente con poner fin a determinados desencadenantes de estrés.
También pueden ayudar en ocasiones un entrenamiento y algunas medicinas, que deben estar siempre prescritas por el veterinario.