Envidia y celos en los animales de compañía

Momo olisequea los hocicos de Mia y Lilly y se da cuenta de que les han dado pepino y a él no y entonces empieza a ponerse nervioso. “A las cobayas les encantan el pepino y el pimiento”, cuenta su dueña, Sandar Hönisch.

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“Si uno se da cuenta de que se les ha dado pepino a los otros, y a él no, no para hasta que consigue que le den también a él”, dice.

Es de alguna forma una expresión de celos, apunta Hönisch, que trabaja para la organización protectora de animales alemana Vier Pfoten (Cuatro Patas).

En las personas definimos la envidia como el sentimiento que tenemos cuando, debido a otra persona o cosa, no nos dan suficiente atención, reconocimiento o cariño.

“En el caso de los animales es parecido”, explica la veterinaria Tina Hölscher, de la organización Acción Animal de Alemania. “La envidia aquí va pareja al miedo a la pérdida. Los animales temen que su querido dueño o su querida dueña les deje de lado”.

Una nueva pareja, un bebé, un segundo perro: cuando los animales tienen que compartir de pronto a su dueño, a muchos se les disparan los celos. Y quien no actúe adecuadamente, se arriesga a muchos problemas.

La envidia y los celos en los animales no están probados al cien por ciento, según Ariane Ullrich, bióloga experta en comportamiento animal. Pero en su opinión, muchos comportamientos apuntan a ello.

“A los animales les interesa asegurarse sus recursos”, confirma Melitta Töller, de Vier Pfoten. Y estos pueden ser comida o un rango determinado en la familia.

Los gatos comienzan a retraerse, dejan de comer y orinan en los lugares que huelen especialmente a un recién llegado. Puede ser la cama, la balanza del bebé o el sofá.

Los perros destrozan zapatos o alfombras y se interponen entre sus dueños y el recién llegado exigiendo atención, indica Töller.

Para prevenir los celos o para ponerles fin, el recién llegado debe convertirse en algo positivo para el animal.

"Puede, por ejemplo, anunciar cosas positivas, como un paseo que comienza cuando aparece el nuevo perro", propone Ullrich. Otra opción es que se ponga el comedero en el suelo solo cuando el bebé esté delante.

"Se debe evitar en lo posible dejar de lado al perro. Hay que ocuparse de él con mayor intensidad incluso cuando están cambiando las circunstancias en la familia", aconseja Dorit Feddersen-Petersen, veterinaria experta en comportamiento animal.

Porque restar cariño conduce a la inseguridad y la soledad también en el caso de los animales. "Son muy sociales y necesitan una relación de referencia", explica.

En el caso de los perros, es importante que se mantenga la jerarquía. El perro que lleva más tiempo en casa debe ser el que primero reciba la comida; debe mantener su cesta de siempre y su comedero.

Cuando llega una nueva pareja a la vida del dueño se aconseja que le dedique tiempo al animal, indica la veterinaria Hölscher. Y si el que llega es un bebé, hay que implicar al perro en el cuidado del niño.

También las caricias favorecen la aceptación. “En momentos de tranquilidad es aconsejable tener al bebé en un brazo y con el otro acariciar al gato”, dice Hölscher.

Como en el caso de las personas, el grado que alcancen los celos depende del carácter de cada cual. “Los animales más extrovertidos suelen sufrir más la falta de atención”, apunta Feddersen-Petersen.

Los que son más serenos y calmados lo suelen llevar mejor. Pero siempre hay que tener en cuenta las emociones del animal. Un miedo a la pérdida constante puede hacerlo enfermar.

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