¿Envejecimiento o demencia? Cómo actuar con mascotas

Toni, un macho de 15 años, observa desconcertado el camino que tantas veces ha hecho. Entonces se da la vuelta y echa a correr sin razón aparente. Cuando lo llama su dueña, regresa y se pega a ella. ¿Puede ser más que la vejez?.

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Desde hace semanas, el perro muestra un cambio de comportamiento. Por las noches está inquieto y da vueltas, no sirve de nada regañarle. Además, hay veces que hace sus necesidades en casa.

Quizá todo esto sean síntomas de su edad, pero quizá el animal esté sufriendo demencia senil. "Aparece también en los animales cuando van envejeciendo", dice el veterinario alemán Thilo von Klopmann.

Según la raza y el tamaño, los perros pueden ya mostrar a los ocho años los primeros síntomas. Tampoco los gatos quedan al margen de la demencia senil. La mitad de los que tienen más de 15 años muestran señales.

La demencia senil en los animales muestra muchos paralelismos con la de las personas. "La demencia en la medicina veterinaria está calificada como una disfunción congnitiva", explica Anette Fach. Es veterinaria de la organización de protectora Tasso, en la ciudad alemana de Sulzbach.

Los animales enfermos, como en el caso de las personas, también muestran desorientación. Por ejemplo, no reconocen caminos que han recorridos muchas veces o a personas de su confianza.

Además cambia su ritmo de vida. Muchas veces caminan por la noche intranquilos. El interés en sus personas de referencia, en sus juguetes y el mundo que los rodea disminuye. Los perros ladran y los gatos maúllan más. El apetito disminuye y dejan de ser lo limpios que eran.

El problema es que todo esto puede ser también síntoma de otras enfermedades o síntomas normales del envejecimiento. "Al final hay que diagnosticar por descarte", dice Von Klopmann.

Según cuentan los veterinarios, los dueños dan cuenta de estos cambios solo cuando se les pregunta por ellos, porque muchos creen simplemente que el animal está envejeciendo.

A la hora de detectar qué le ocurre, el veterinario comenzará con un examen general y preguntará al dueño detalladamente sobre el comportamiento del perro o del gato. Hará un análisis de sangre. Posiblemente también un examen del cerebro a través de una tomografía por resonancia magnética. De esa forma podrá ver si hay señales de demencia senil.

"El diagnóstico resulta difícil generalmente", dice el veterinario Klaus Kutschmann. Además, esta enfermedad se comenzó a investigar en los animales hace relativamente poco.

Perros y gatos viven cada vez más años. Y además, ahora nos preocupamos más por enfermedades de las que antes no se preocupaba nadie. Las primeras publicaciones sobre demencia senil en perros datan de hace 60 años, aunque el foco en esta enfermedad se ha puesto hace unos 10.

Hay estudios actuales que se ocupan del tema, sobre todo en los perros. Y se está trabajando en una vacuna contra la enfermedad. "Pero todavía estamos muy lejos de ello", dice Klopmann.

Como en el caso de las personas, la demencia senil comienza en el animal de forma lenta. Hay días mejores, pero en general la tendencia es a peor. Algunos medicamentos pueden ralentizar la enfermedad. Y hay comida especial para perros con la enfermedad que parece que hace efecto.

Los dueños de los animales pueden también hacer algo por ellos: mostrar comprensión con su perro o su gato. "Hay que darles la sensación de seguridad y cobijo", aconseja la veterinaria Fach. Por otro lado, a los perros les puede ayudar que los pongan ante tareas nuevas, por ejemplo, variar el camino cuando salen a pasear y comprarles nuevos juguetes que estimulen su actividad cerebral.

Que el gato que presenta señales de demencia senil pueda seguir saliendo libremente de casa es algo que solo puede decidir su dueño. Evidentemente aumenta la posibilidad de que el animal no encuentre el camino de vuelta. Por otro lado, sufrirá si de golpe le cortan sus salidas.

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