El problema de los animales exóticos como mascotas

La compra de animales exóticos como mascotas poco convencionales se ha convertido en un problema “muy común” debido al cuidado que requieren, dijo a Efe Claudia Lewy Sánchez Aldana, directora general de Zoológicos y Vida Silvestre de Ciudad de México.

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Algunas personas tienen la inquietud de adquirir animales exóticos, como crías de tigre, león o leopardo. Los mantienen durante algún tiempo mientras son cachorros y fáciles de manejar; sin embargo, “sus cuidados tienen un grado de dificultad mayor”, indicó.

“Conforme crecen estos animales se vuelven más agresivos y es más difícil tener un control sobre ellos”, expresó Lewy. La doctora veterinaria explicó que los dueños recurren a procedimientos muy crueles y que pueden tener consecuencias para toda la vida: los desgarran o los descolmillan.

Narró el caso del mono capuchino rescatado el pasado mes de abril de las calles de la urbe mexicana. Tras cuarentena y cuidados rigurosos el primate mejoró su salud pese al estado en que llegó: con alto índices de glucosa. La especialista en conservación de especies indicó que regularmente reciben en los zoológicos una gran cantidad de animales decomisados. “ Llegan con problemas físicos porque vienen de recibir maltrato o una falta de cuidado adecuado”, reprochó.

Subrayó que las personas que adquieren un animal exótico como mascota no saben realmente cuáles son los cuidados que necesitan para mantenerlos en óptimas condiciones. También reconoció que “hay especies que se pueden mantener bajo el cuidado humano en condiciones óptimas si se tiene el conocimiento para hacerlo, como las ninfas (aves) o los erizos”.

Existen criaderos legales en donde se pueden adquirir animales 100 % sanos y legales. “Exóticos luna” es una empresa mexicana que desde hace 10 años se dedica a la comercialización de fauna exótica para venta a particulares e intercambios entre zoológicos o centros de investigación, mediante enlaces con criaderos nacionales que garantizan su procedencia legal. Jaime Calvillo, uno de los socios fundadores, contó a Efe que las especies más comunes que comercializan son “erizos, aves como cornudos de sol, loros africanos o guacamayas, primates como monos tití, lémur cola anillada, monos capuchinos y felinos como león, tigre jaguar, leopardo”.

Además, especies de mayor tamaño para cubrir algunas necesidades de criaderos o zoológicos como osos, hipopótamos o antílopes. Respecto a especies mexicanas está prohibida la venta de las nativas en peligro de extinción.

La Ley General de Vida Silvestre solicita para comercializar registro de la empresa, nombre del responsable y contar con las instalaciones para el resguardo de los ejemplares. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) se encarga de verificar todos los documentos y las instalaciones; sin embargo “esto se ha salido de control”, reprochó Calvillo.

Destacó que “es importante aumentar la regulación, y la verificación hacerla mucho más amplia, presentar documentos acompañados de evidencia física del domicilio donde se están realizando estas actividades”.

Calvillo explicó que al vender un animal se entrega el ejemplar certificado, con un chip o anillo que es un código que permite conocer el registro y legal procedencia. Los costos varían desde 75 dólares por una ave, 2.000 por monos y hasta 65.000 dólares por felinos.

El gasto mensual va de 400 hasta 2.000 dólares en el caso de un felino para brindarle una alimentación adecuada, veterinario e instalaciones. Calvillo recomendó que “al comprar una especie se acerquen con un médico veterinario para conocer cuáles son los cuidados que necesita, la dieta, los peligros de los que hay que protegerlos ” . También es necesario considerar factores como vacunación, desparasitación y enfermedades que se pueden adquirir por convivir con ellos, para proporcionarles un entorno sano y seguro. Por su parte, la doctora Lewy consideró que “ es muy difícil encontrar el punto óptimo para cuidar a una especie de la que se sabe poco ”

“ Las personas deben empezar por cuidar a un ser vivo del que se tenga información científica, médica y zootécnica disponible para un cuidado adecuado y después aumentar su grado de complejidad, pero no antes”, finalizó. 

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