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¿Qué hacer cuando nuestra perra o nuestra gata están preñadas? El embarazo no es una enfermedad, tampoco en los animales, apunta Thomas Steidl, un veterinario de la ciudad alemana de Tubinga. Pero tampoco hay que despreocuparse por ello.
"En cuanto se sepa que nuestro animal espera descendencia, hay que llevarlo al veterinario y que lo desparasite", aconseja Katrin Umlauf, de la Federación Protectora de Animales de Bonn.
Después de ello y hasta el parto solo será necesario volverlo a llevar si se presentan complicaciones.
Pero para ello, el dueño debe primero saber que su gata o su perra está preñada. "Reconocer un embarazo no es tan fácil", dice Umlauf.
En la tripa solo se nota cuando está ya a la mitad. Los cambios en el comportamiento tampoco se dan hasta entonces en la mayoría de las ocasiones. En perras y gatas, el embarazo dura una media de 63 días.
"Puede ser que los animales se vuelvan más mimosos en ese tiempo", dice Katrin Umlauf. Una vez el dueño ha confirmado el embarazo, debe tener algo en cuenta: "Como los animales se vuelven algo perezosos, deben tener oportunidad de retirarse". Incluso en el caso de perras muy deportistas hay que evitar que tengan una actividad excesiva.
"Los paseos diarios, no obstante, hay que seguir haciéndolos", aconseja Udo Kopernik, de la Asociación Cinológica VDH de Dortmund.
No es necesario que tomen una comida especial, pero sí hay que tener en cuenta que no hay que darles de comer en exceso: "Un aumento de peso carga el esqueleto y dificulta el parto si los cachorros nacen muy grandes por exceso de alimentación", advierte Kopernik.
En perras y gatas se recomienda distribuir la cantidad de comida diaria en tres tomas a lo largo del día. "Los cachorros ocupan espacio en la tripa y si la perra come mucho de golpe, le presionará en el estómago y en el intestino", explica Udo Kopernik.
Más o menos una semana antes del parto, las perras buscan hacerse una guarida. Si tienen oportunidad, cavan un agujero en el jardín.
"En este punto habría que haberles puesto ya a disposición un cajón en el que se puedan tumbar, un lugar en el que luego pueda tener lugar el parto", apunta el veterinario Steidl.
No debe ser muy pequeño porque también los cachorros deberán tener espacio en él cuando nazcan. Y debe tener altura para que no puedan escaparse.
Cuando el parto esté cerca, también los dueños sin experiencia se darán cuenta. "Las perras se vuelven muy intranquilas, jadean y tienen contracciones musculares", explica.
Pese a ello, quien quiera puede tomar la temperatura al animal regularmente. Unas 24 horas antes del parto, cae entre uno y dos grados hasta unos 37, indica Steidl.
En el caso de las gatas, la temperatura también baja un grado, pero la mayoría de ellas no permitirá a su dueño tomársela.
Más allá de esto, las gatas presentan pocas complicaciones. "Ellas solas se buscan un lugar para parir", dice Umlauf. Puede ser un cajón o una esquina que les guste.
A las gatas que tienen acceso al exterior hay que impedirles salir aproximadamente desde una semana antes al parto.