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Seguramente nada en especial. Los gatos tienden a cambiar unas cuatro veces al año el lugar en el que descansan.
Lo que hoy es el sitio preferido de la vivienda para el felino, al día siguiente puede caer en el mayor ostracismo.
Por eso hay ocasiones en las que no hacen ni caso a un cambio de manta o de cojín. El problema no estaba en los viejos. Es que simplemente el gato ha decidido mudarse de lugar.
Cuando vuelva a hacerlo, quizá la manta o el cojín sean aceptados de nuevo en el nuevo sitio favorito.