Con entrenamiento y elogio los perros aprenden a obedecer

Muchos dueños de perros conocen la situación: están paseando por un parque mientras la mascota corretea libremente. Llaman al animal, pero éste no tiene ninguna intención de volver con su amo. ¿Qué se puede hacer para controlar esta situación?

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"Uno de los aprendizajes más importantes para un perro es que debe obedecer cuando uno lo llama", afirma Ariane Ullrich, especialista en comportamiento y adiestramiento de perros. Que esto funcione bien es sobre todo una cuestión de práctica.

El animal no debe sentir que puede evadir el regreso cuando se lo llama, señala Petra Führmann, directora de una escuela de adiestramiento canino en la ciudad alemana de Aschaffenburg.

Al principio del entrenamiento, los dueños deben pedirle al perro que se acerque, y si lo hace, recompensarlo. Es una manera rápida y eficaz de aprender. Además, ya hay que elogiar al animal cuando empieza a acercarse, apunta Fuhrmann.

La recompensa puede ser un juguete, sobre todo algún alimento especial, una caricia o una invitación a jugar. Pero esta recompensa debe ser seleccionada adecuadamente, sostiene Ullrich.

"Si el perro no tiene hambre, la comida no es una recompensa", explica. También depende de las preferencias de los animales, aclara René Groth, de la escuela para perros en Ingersheim, Alemania.

Una vez que se logra el primer paso, hay que establecer una señal para que el perro reconozca rápidamente que es momento de retornar hacia su dueño.

"Esa señal debe anunciarle que ahora va a suceder algo especial. Es indispensable que la señal sea clara e inequívoca, agrega Groth. Los perros deben ser elogiados o recibir una recompensa solo cuando responden al llamado.

Asímismo, es importante el lenguaje corporal y el tono de voz del dueño al llamar a su can. "Los perros responden fuertmente a los matices de la voz y al lenguaje corporal", señala Ullrich.

Un error común es pararse delante del perro y reclinarse hacia adelante. El animal puede percibir esto como una amenaza y se pone a la defensiva. Es preferible ponerse de costado, agacharse un poco e invitar al perro a seguirlo, indica el entrenador. Gritar o enojarse también puede ser contraproducente, explica René Groth.

El comportamiento aprendido debe actualizarse periódicamente. Sobre todo, hay que entrenar al perro para que regrese en distintas situaciones de distracción. Es importante repetir los ejercicios, porque las posibilidades de reacción de los dueños pueden ser limitadas en un momento en que la mascota no responda al llamado.

En estas situaciones no tiene sentido castigar al animal porque no entiende el motivo de la reprimenda, dice Groth. Además, podría asociar el castigo con el regreso. En caso extremo, hay que esperar hasta que el perro ya no esté distraído o buscarlo uno mismo, recomienda Groth.

El uso de una correa larga de 10 o 15 metros puede ayudar para evitar que el perro se escape. Sin embargo, sólo se debe llevar al perro y en ningún caso tirar de la correa. El animal podría asociar que solo debe escuchar cuando va atado, explica Ullrich.

El uso de un silbato para perros también puede ser útil, ya que se diferencia claramente de otros sonidos. Además se escucha a varios metros de distancia.

Las personas cuyos perros no responden a los llamados no deben desesperar. Los expertos coinciden en que todas las razas pueden aprender a regresar hacia uno cuando se los llama. "Lógicamente hay razas que son, a priori, más o menos cooperativas", asegura Petra Führmann.

Esto también se aplica a los perros viejos. Pese que en la vejez algunas cosas pueden demorarse un poco más, mientras la mente y el cuerpo todavía estén sanos no hay obstáculos para el aprendizaje, sostiene la especialista.

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