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Federico II de Prusia era un gran amigo de los animales. Quería tanto a sus perros que decidió que cuando muriera lo enterraran junto a ellos en el jardín del Palacio de Sanssouci, en la ciudad de Potsdam.
De la reina Isabel II de Inglaterra se sabe que cada vez que tiene oportunidad pasa tiempo con sus caballos, como si de miembros de la familia se tratara.
Y el escritor estadounidense Ernest Hemingway, conocido por su imagen de hombre duro, se convertía en un ser dulce cuando estaba junto a sus gatos.
"Los expertos estiman que aproximadamente un 20 por ciento de los dueños de animales desarrollan alergia a estos", dice Karin Grünzel, experta alemana.
"Pero realmente no se trata de una alergia al pelo de los animales, como cree mucha gente, sino de reacciones a determinadas partículas que hay en estos pelos", explica.
Puede ser caspa o saliva. Si van a parar a las mucosas de los ojos, nariz o bronquios pueden desencadenar alergias.
Las personas muy sensibles muestran reacciones incluso cuando se sientan junto a alguien que tiene quizá algunos pelos de su mascota en su ropa.
"También hay quien sufre una reacción al entrar en una habitación en la que ha habido un animal", explica Grünzel.
Y hay gente incluso a la que le dan alergia cosas de la vida diaria, por ejemplo una chaqueta hecha con lana de oveja o un cojín relleno de plumas de ganso, incluso la alfombra de pelo de camello. También los pájaros y los peces pueden desencadenar alergias.
"Las primeras señales de una alergia pueden ser un sarpullido en la piel o el enrojecimiento de los ojos, congestión o un ataque de estornudos", indica Marion Schemnitzer, alergóloga.
"Esa congestión, con el tiempo, puede acabar convirtiéndose en asma en el caso de algunos alérgicos", señala.
Hay que evitar que la situación llegue a ese punto. Quien sufra reacciones alérgicas repetidamente debe acudir al alergólogo.
Este podrá averiguar cuál es el desencadenante para saber con certeza si se trata de una alergia a un animal o si los ataques de estornudos se deben a una alergia al polvo, al polen o a otra cosa.
Comprobado que es alergia a un animal, existe la posibilidad de aplicar una técnica que genera una mejora a largo plazo y evita el desarrollo de asma: la hiposensibilización.
"Es conocida también como inmunoterapia y consiste en ir administrando al cuerpo repetitiva y gradualmente los alérgenos que desencadenan la alergia", explica Marion Schemnitzer.
Mientras que la mayoría de los medicamentos solo evitan los síntomas más fuertes durante un tiempo limitado, la hiponsensibilización actúa contra la causa de la alergia. Es el médico el que debe decidir si se debe aplicar.
En cualquier caso, el afectado debe dejar de fumar si lo hace porque la irritación constante de las vías respiratorias con nicotina facilita a los alérgenos el ataque de las mucosas.
También hay personas que prueban con la homeopatía.
"Antes, cuando surgía una alergia, la única recomendación que escuchaban los afectados era que debían dar a sus animales a amigos o limitarles los movimientos a una estancia de la vivienda", dice Katrin Reiners, experta en alergias.
"Nada de ello tiene sentido cuando en el día a día es imposible evitar los alérgenos completamente. Están en muchos lugares de nuestro entorno", indica.
Quien esté pensando en tener en casa un animal deberá primero saber si algún miembro de la familia tiene alergia y a qué exactamente.
Una visita al veterinario puede ser útil también. "Algunos animales pierden pelo solo con los cambios de pelaje en invierno o verano", dice la veterinaria Astrid Behr.