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A muchos gatos les gustan las caricias. Así es al menos como interpretan muchas personas cuando el felino viene, se frota contra las piernas y serpentea entre ellas.
“Para el animal no solo se trata de cercanía corporal”, dice la veterinaria experta en gatos Andrea Böttjer. “Restregarse es básico en un grupo de gatos, así surge un olor común”, explica.
Las personas pueden ser tomadas por los gatos como sustitutas de sus madres y los felinos interpretan entonces las caricias como si fueran los lametazos de la gata progenitora.
El problema es cuando estos comportamientos se vuelven demasiado intensos y el gato sigue a su dueño por toda la casa, sin despegarse de su lado.
“Seguramente es que no está a gusto con su vida y busca una distracción”, indica la veterinaria Heidi Bernauer-Münz. “Muchos dueños no conocen las necesidades de sus animales y creen que vale con alimentarlos y ponerles un árbol rascador”, indica.
Este tipo de comportamiento del gato muchas veces se hace menos llevadero para las personas dependiendo del momento y las circunstancias, explica la psicóloga felina Katja Rüssel.
“Hay situaciones, por ejemplo cuando hay problemas en la pareja o en el trabajo, en las que la exigencia excesiva de atención del gato puede ser difícil de sobrellevar”, dice.
Pero hay que tener cuidado. Si se reacciona con irritación, la relación entre el dueño y el animal puede dañarse y el gato puede sentirse inseguro.
La intensidad con la que el gato muestra el apego a su dueño es diferente según cada felino. “Está determinado por distintos factores”, señala la veterinaria Böttjer.
“Por ejemplo, por el tipo y el alcance de las experiencias previas con su entorno, con personas y con otros gatos, pero también por la raza”, cuenta.
Gatos de raza como los persas o los siameses tienen por lo general un contacto más estrecho con sus dueños que otros felinos.
Cuando un gato tiene un día aburrido, la única distracción es su dueño. “Para las personas es distinto”, indica Rüssel. “Llegamos a casa tras un día estresante en el trabajo y muchas veces queremos tranquilidad, y el gato, lo que piensa al vernos, es que por fin tiene algo emocionante que hacer”, señala.
Cuando el apego excede los niveles normales, hay que buscar formas de entretener al gato. “Hay que averiguar qué necesita y cómo quiere vivir. Aún cuando no se le permita salir a la calle y cazar, debería poder tener un comportamiento normal en casa”, dice Böttjer.
Entre las necesidades que hay que cubrir está, por ejemplo, la de trepar. No solo hay que dejar a su disposición el suelo de la vivienda, sino también proveer de opciones para que pueda moverse hacia arriba, por ejemplo mediante un árbol rascador o amarres por los que pueda trepar.
También hay que jugar con el gato. “Se le puede lanzar una pelotita o utilizar juguetes atados a un cordel”, dice Rüssel. “Lo recomendable es jugar al menos dos veces al día con el felino durante un tiempo mínimo de diez minutos”, explica.
Un acuario que observar puede ser también un entretenimiento para ellos. Pero habrá que asegurarse de que no pueda meter la zarpa y hacerse con los peces.
Cuando se quiere evitar un comportamiento específico del gato hay que contrarrestarlo.
“Cuando se separa a los animales de su madre antes de la semana número 12 de vida y no ha habido un proceso de desapego, puede darse el caso de que chupen la nariz y la oreja de su dueño”, explica Rüssel.
“En ese caso hay que tomar al gato y ponerlo en el suelo de forma tranquila y sin hacer comentario alguno, y repetir esa acción hasta que el animal lo haya entendido”, señala.
Es importante ser consecuente. Aunque prohibir demasiadas cosas no es bueno porque puede desencadenar frustración, desamparo e incluso depresión en el animal.
“Cuando se prohíbe algo al felino, se le debe dar siempre una alternativa”, indica.
Según Bernauer-Münz, una de las mejores maneras de que el gato se entretenga es que pueda salir de casa de vez en cuando. "Pero en un apartamento en el piso 13 es por supuesto difícil", dice la terapeuta veterinaria.
"Entonces hay que despertar otros intereses en el gato", sugiere. Y puede ser con medios sencillos.
"Se puede, por ejemplo, colgar una cuerda gorda con rollos de cocina en los extremos rellenos de premios para gatos o darle la posibilidad de que trepe simplemente poniendo un par de cajas una sobre otra", propone.