¡Atención con las pulgas al acecho!

Donde vive un perro, viven también muchon otros animales: son pequeños y se alimentan de sangre. También entre el sedoso pelaje de los gatos, las pulgas se sienten confortables. Y, de vez en cuando, hasta pueden pasarnos a los humanos. Así que ¡atención!

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Quien encuentre una pulga en su mascota debe actuar con rapidez. También es posible la prevención, aunque nunca se está cien por ciento a salvo de las pulgas.

“Las pulgas se pueden encontrar en cualquier lugar”, dice Astrid Behr, de la Federación Alemana de Veterinarios en Fráncfort.

Así que al pasear al perro no es necesario evitar ningún lugar específico porque en cualquiera puede haber pulgas. Y estos animales se reproducen incluso en invierno.

“Hay pulgas de perro y pulgas de gato”, explica Thomas Schröder, de la Asociación de Protección Animal de Alemania. Saltan de un animal a otro cuando, por ejemplo, dos perros se olisquean.

“Alguna vez se encuentran también pulgas de gato en los perros, y pulgas de perro, en los gatos”, señala Behr. La sangre humana no les gusta especialmente.

“La mayoría de las veces, uno recibe tres o cuatro picaduras, y entonces saltan de nuevo a otro lado”, cuenta Rainer Purwins, experto en cuidado de animales de compañía.

Una señal de que en el pelo del perro o el gato hay invitados indeseados es cuando se rascan continuamente. “El ojo humano puede ver una pulga sin ningún tipo de ayuda”, dice Astrid Behr.

Con frecuencia, se encuentran en lugares del cuerpo de las mascotas a las que estas no llegan con las patas o la lengua, o lo hacen solo con dificultad, por ejemplo, en la parte interna de los muslos o en las axilas.

En un pelaje negro son difíciles de ver. “En ese caso, hay que poner al animal sobre un fondo blanco o en la bañera, y peinarlo o frotarlo”, aconseja Rainer Purwins.

Si está infestado con pulgas, caerán grumos negros pequeños que se tornarán rojos si se les echa agua: son los excrementos de los parásitos.

“Si un perro está infestado y se deja bañar, será relativamente fácil deshacerse de las pulgas”, señala Purwins. En las tiendas especializadas venden champús que eliminan el 90 por ciento de las pulgas ya en el primer baño.

Una alternativa para los gatos a los que no les gusta el agua –que no son todos– es un polvo antipulgas. “Unos 30 minutos después de aplicarlo, hay que frotar al gato con un paño húmedo para que no lama las sustancias que contiene”.

El tratamiento, ya sea mediante un baño o con el polvo, ahorrará al animal las inflamaciones y heridas que se producen por el rascar continuo por las pulgas.

“Provocan heridas diminutas que ofrecen el lugar idóneo para hongos y bacterias”, explica la veterinaria Behr. Las pulgas, además, transmiten la tenia.

“Por eso en los perros que tienen pulgas hay que buscar también y ver si tienen la tenia”, aconseja Thomas Schröder.

Quien deje pasar mucho tiempo para tratar al animal, se arriesga a que las pulgas se multipliquen y se hagan fuertes en todos los lugares que gustan al perro o al gato: alfombras, cestas o muebles del salón.

“Esto puede llevar a que haya que tirar la alfombra, por ejemplo”, advierte Behr. Y en ese caso, hay que tratar también la vivienda con un spray. “Hay que tener en cuenta que este contiene sustancias tóxicas”, dice Purwins.

La prevención es posible, aunque nunca segura al cien por cien. Hay métodos distintos, pero los expertos coinciden en señalar que el collar antipulgas no es muy recomendable.

Entraña el riesgo de que se le enganche al gato en algún lugar, como una pequeña rama, y se estrangule.

“Son mejores las pipetas”, dice Astrid Behr. Se trata de preparados líquidos que no solo actúan transitoriamente, sino que también son de ayuda en casos serios.

“Matan a las pulgas e impiden que lleguen nuevas”, señala. Otra ventaja es lo fáciles de usar que resultan. “Se les ponen entre los hombros, y el preparado se extiende por la piel con el movimiento”, explica.

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