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Los perros utilizan una variedad de ladridos para expresar diferentes emociones y necesidades. Uno de ellos es el ladrido de alerta.
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Estos por lo general son ladridos cortos y repetitivos. Los perros suelen utilizar este tipo de ladrido para llamar la atención sobre algo inusual o desconocido en su entorno.
Por otro lado está el ladrido de ansiedad o estrés. Estos ladridos suelen ser más largos y agudos y pueden indicar que tu perro está experimentando ansiedad o que se siente amenazado.
Los ladridos de felicidad son cortos y agudos, a menudo acompañados por movimientos corporales como mover la cola. Estos ladridos comunican excitación y felicidad, como durante el juego o cuando saludan a los dueños.
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Por otro lado, los ladridos de aburrimiento se caracterizan por ser repetitivos y monótonos. A menudo ocurren cuando el perro está solo y busca atención o estimulación.
Descifrando los maullidos de los gatos
Los gatos también tienen su propio lenguaje a través de los maullidos. Los maullidos de saludo son breves y chirriantes. Los gatos los utilizan para saludar cuando llegás a casa o al ver a una persona conocida.
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Por otro lado, los maullidos de demanda suelen ser intermitentes y repetitivos. Este es un maullido que indica que el gato quiere algo, como comida o atención.
Los maullidos de molestia se caracterizan por ser agudos y prolongados. Indican que el gato está irritado o incomodado por alguna situación.
Los maullidos de dolor suelen ser fuertes y desgarradores. Estos maullidos son graves y podrían significar que el gato está herido o enfermo.
Consejos para interpretar correctamente ladridos y maullidos
Conocé a tu mascota: cada animal tiene su propia personalidad y sus sonidos pueden tener diferentes significados basados en su contexto específico.
Observá el lenguaje corporal: el lenguaje corporal puede proporcionar pistas adicionales sobre lo que tu mascota está tratando de comunicar.
Prestá atención al contexto: tomá en cuenta el entorno y las circunstancias que rodean el comportamiento de tu mascota.
Aprendé con la experiencia: la práctica y la observación continua te ayudarán a comprender mejor a tu animal de compañía.