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En la histórica ciudad de Humaitá, ubicada a 270 kilómetros de Asunción, vive un perro “delmer” que da la bienvenida a los turistas que llegan a este rincón. Desde hace once años, este entrañable animal reparte alegría a los niños de las escuelas, asiste a misa, visita a los enfermos y participa de todas las actividades del lugar. Su atribulada e inspiradora historia lo volvió uno de los personajes más queridos y conocidos de este poblado de alrededor de 3 mil habitantes.
Este querido perro fue bautizado Chuco. Su historia se empezó a escribir en Ñeembucú cuando un día se subió al bote de un pescador, cruzó el río y llegó a Paraguay desde Puerto de las Palmas, en la vecina Argentina. Se cuenta que el pescador quiso convertirlo en un perro de caza, pero él tenía un propósito superior. Desde que pisó tierra paraguaya, se ganó el cariño de todos, conquistó amigos y hasta tiene madrinas que lo cuidan.
Incluso le han erigido un monumento cerca del histórico templo de San Carlos de Borromeo. A sus pies, Chuco se acuesta y toma un reparador descanso cuando sus intensas actividades se lo permiten. Esta estatua, obra del escultor Oscar Garcete, es un punto de referencia turística en la zona. En ella luce un sencillo collar con su nombre, aunque en el día a día se lo puede encontrar con un sombrero pirí o hasta con un chaleco a modo de frac.
En el pedestal que la sostiene una placa reza: “El amor más sincero se expresa en actos, no en palabras. Gratitud a Dios, a los amigos de Chuco”.
Según Yolanda Segovia, una de sus madrinas, Chuco tendría actualmente unos 11 años. “Un pescador lo rescató del lado argentino (Palma de ; un día subió al bote y vino a vivir a Humaitá. Es un perro divino, recibe a los turistas, se pasea por la ciudad, acompaña a los niños a la escuela y asiste a misa en la iglesia. Hace de todo”, expresó.
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Si hay un desfile, una fiesta patronal, un cortejo fúnebre o un partido de fútbol Chuco hará acto de presencia.
Yolanda uenta que Chuco ganó popularidad fuera de la ciudad porque otra vecina del lugar, María Flores comenzó a publicar sus vivencias en redes sociales. “Se hizo tan popular que mucha gente le envía regalos sin siquiera conocerlo”, refirió.
Es un perro tan leal y compañero que cuando falleció Reina, quien lo cuidaba, no quiso separarse de su cajón hasta último momento.
El rapto del perro Chuco
La madrina Yolanda relató que una noche, el perro Chuco fue raptado. “Lo subieron a una lancha y se lo llevaron con destino a Asunción, pero gracias a la rápida acción y el clamor de todo el pueblo, con la ayuda de la Marina, logramos recuperarlo”, contó.
Tras ese episodio, un seguidor de Chuco desde la ciudad de Villarrica le envió un GPS de regalo que le fue colocado en el collarín para que nunca más vuelva a desaparecer del alcance de sus seguidores.
La historia no acaba ahí. Chuco tiene su propia canción. Euclides Velazco le compuso un tema musical que narra las vicisitudes de su vida.
“Chuco es un perro cariñoso y le gusta estar entre la gente cuando hay fiestas en la ciudad. Además, su lugar favorito es ¡frente a su propia estatua!”, señaló Yolanda.
El perro recibe a todos los visitantes, se hace amigo de los turistas y, en muchas ocasiones, los guía por el lugar. También visita a los enfermos, a quienes lleva alegría en su lecho.
La gente de Humaitá comenta que Chuco ya se convirtió en “abuelo”, y siempre está atento a la llegada de turistas, posando junto a artesanas y las personalidades del país que visitan la ciudad, e incluso tomándose selfies con extranjeros de paso por la zona.
Chuco, el perro que vino de Argentina en una canoa, ha conquistado el corazón de todos.