La nicaragüense Cecilia Alvear contó que su mascota, una perrita ya con canas y con un tono blanquecino en los ojos característico de los perros ancianos, ha estado con ella durante 15 años, y en esta ocasión le ha pedido, entre lágrimas, a San Lázaro, que “se la cuidara” y “la mantuviera” viva por muchos años más.
´Nikkita´ llegó a la iglesia muy elegante, con el tradicional vestido rosado que caracteriza a las jóvenes cuando celebran su fiesta de quinceañera, y con un rótulo adornado en el que se podía leer “15 años de Nikkita”. La chihuahua fue presentado ante el santo en señal de agradecimiento.
Así como Cecilia, a la iglesia asistieron cientos de devotos que disfrazaron a sus perros, perras, gatos, y acudieron a la misa celebraba en la parroquia para pagar sus promesas a San Lázaro.
La iglesia Santa María Magdalena acogió a cientos de mascotas ataviadas con sombreros, trajes de gala, bailarinas de ballet o con lazos que fueron presentadas por sus dueños ante San Lázaro, a quien le pidieron, principalmente, por la salud de sus cachorros.
Los devotos acudieron con candelas y flores a la iglesia situada en Masaya, a 26 kilómetros al sureste de Managua.
En Nicaragua, San Lázaro es venerado como el santo de las mascotas y esta peregrinación anual por los favores recibidos o para rogar por otros está muy arraigada y se celebra previo a la Semana Santa.
Por su parte, Carlos López, que participa por primera en las festividades, llevó a su perra ´Maya´ y a su gato ´Tom´, que se le había extraviado y apareció luego de que así se lo había pedido San Lázaro prometiendo visitarlo para agradecerle.
Con su gato blanco en brazos, que iba ataviado con un esmoquin negro, Carlos contó que al mudarse de casa Tom se perdió por 25 días, y aunque admitió que no es tan creyentes de los santos, en esta ocasión sí pidió a San Lázaro por el regreso del minino.
“Lo hallé en una calle (cercana a su vivienda) y hoy estoy pagando mi promesa”, afirmó Carlos, quien también llegó acompañado por su perra Maya.
En tanto, Allison Vanegas llevó a su perro ´Lucky´, un enorme can de raza mestiza, y agradeció al santo por haberlo sanado del virus mortal, parvovirus, una enfermedad vírica, altamente contagiosa y que afecta, principalmente, a mascotas no vacunadas.
Con mucha fe, le pidió a san Lázaro que lo sanara y que se lo presentaría en el altar, explicó.
Razas como pastor alemán, salchichas, husky siberianos, chihuahua, pitbulls y chow chow y hasta perros criollos fueron llevados ante la pequeña imagen, situada en un altar dentro de la parroquia Santa María Magdalena.
La jornada religiosa incluyó bailes folclóricos, la elección de los mejores disfraces de los cachorros y la subida del santo.