Las autoridades ya llevan años de guerra contra los gatos, que no son autóctonos del país y que han jugado un papel clave en la extinción de 34 especies de mamíferos y actualmente atentan contra la supervivencia del bilby (“Macrotis lagotis”), un marsupial parecido a un conejo, y otras 200 especies amenazadas nativas.
En este fuego cruzado, ahora quieren intensificar su lucha contra los gatos salvajes y, además, imponer controles a los ejemplares domésticos que merodean descontroladamente por las calles.
“Estimamos que estos gatos (domésticos) matan a alrededor de un millón de animales cada 24 horas”, explicó hoy el académico y miembro del Consejo de la Biodiversidad de Australia, John Woinarski.
El objetivo de la guerra contra los gatos: erradicar la plaga
El ambicioso plan del Gobierno, anunciado a principios de mes y que se encuentra en la fase de consultas públicas, se apoya en una estrategia implementada en 2015 contra esta plaga, mediante la suma de nuevas técnicas para erradicar a las poblaciones de gatos salvajes, que se estiman entre 1,4 a 5,6 millones de ejemplares.
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La propuesta gubernamental busca ampliar en las islas remotas y lugares protegidos las zonas libres de gatos salvajes, que según un estudio intergubernamental publicado a principios de mes son uno de los animales que más destrucción ha causado en la biodiversidad australiana.
A diferencia de otras partes del mundo, el mediambiente australiano está marcado por su aislamiento, que permitió desde hace millones de años el desarrollo de especies endémicas, entre ellos muchos mamíferos con bajas tasas de reproducción, explicó Woinarski.
Pero esta fauna no se enfrentó a depredadores félidos, “y por tanto, no puede hacer frente a altos niveles de depredación” por parte de animales introducidos como los gatos salvajes, precisó el experto en biología de la conservación.
Los gatos domésticos están en la mira
Con el fin de considerar todas las amenazas que atentan contra la vida salvaje de Australia, el Ejecutivo de Camberra considera que no solo hay que erradicar a los felinos salvajes sino también contener en sus casas al 71 por ciento de los más de 5,3 gatos domésticos que hay en Australia.
Es que “cuando los gatos domésticos viven en nuestras casas, acurrucados al final de nuestras camas, lógicamente son encantadores. Pero (cuando) los gatos callejeros son todo lo contrario. Ellos son asesinos andantes, acechantes y despiadados”, remarcó en un comunicado la ministra del Ambiente, Tanya Plibersek, al justificar la propuesta.
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En este contexto, se reforzarían los poderes de los gobiernos locales para que declaren suburbios libre de gatos, restrinjan el número de mascotas por hogar o impongan toque de quedas a los felinos para mantenerlos dentro de sus viviendas y evitar que contribuyan a la extinción de la vida salvaje, entre otras medidas.
Lo que preocupa a los expertos y activistas es que muchos de los dueños de gatos domésticos se quedan de brazos cruzados porque no tienen conciencia de la gran cantidad de vida salvaje que depredan sus mascotas, que solo llevan a casa menos del 20 por ciento de sus presas, explicó Jack Gough, de la ONG australiana Consejo de Especies Invasoras.
Esterilización y transmisión de enfermedades
Otro de los grandes riesgos de los gatos domésticos es que no suelen ser esterilizados y pueden transmitir enfermedades como la toxoplasmosis, que afectan y pueden causar la muerte a animales como las aves y mamíferos australianos, que ya sufren las presiones del cambio climático, los incendios y otros factores, acotó Woinarski.
Si bien el plan es ambicioso y probablemente se limite a erradicar a los gatos de islas y lugares claves para la biodiversidad como son los puntos de apareamiento y crianza de las aves, “hay una serie de medidas que pueden tomarse para reducir su abundancia o la presión de la depredación, y ayudar a proteger el medio ambiente australiano”, precisó el académico.