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“Si hay miedos o alergias entre los compañeros, hay que tenerlos en cuenta (a la hora de llevar el perro a la oficina)”, afirma Lea Schmitz de la Asociación Protectora de Animales Alemana.
Su consejo es establecer antes del primer día normas claras para una “coexistencia armoniosa” con el amigo de cuatro patas en el lugar de trabajo. Esto incluye definir qué puede hacer el perro en el lugar de trabajo, qué no puede hacer y qué requisitos hay que cumplir para llevarlo.
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“Una posibilidad es que el perro solo pueda estar en la oficina correspondiente, pero no en otras oficinas o salas comunes”, dice Schmitz. Añade que el jefe también puede brindar lineamientos generales.
En caso de que haya otros perros en el trabajo, Markus Beyer, de la Asociación Alemana de Perros de Oficina, aconseja reunir a las mascotas en una “zona neutral” antes del primer día en la oficina.
Juguetes, huesos y acostumbramiento
También puede tener sentido enseñarle el entorno al perro en un día tranquilo, como por ejemplo el fin de semana.
También es importante proporcionarle al perro un lugar tranquilo donde estar, idealmente justo al lado o debajo de la mesa, según Beyer. Los objetos familiares, como su propia camita, también pueden brindarle al amigo de cuatro patas una sensación de seguridad.
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Por otra parte, un hueso para masticar o un juguete para perros pueden lograr que se mantenga ocupado, aunque hay que prestar atención a que el juguete no chirríe ni haga ningún otro ruido para no molestar a los demás, de acuerdo con Schmitz.
Por cierto, el primer día no tiene por qué ser de jornada completa. Lo ideal es ir aumentando de a poco el tiempo que la mascota pasa en la oficina.