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En caso de no contar con agua limpia, los arroyos o lagos también pueden sacar de un apuro a su perro, pero es importante que el animal esté bien vacunado.
La asociación de la industria de suministros para mascotas (IVH) de Alemania advierte que los excrementos de ratas y ratones pueden transportar ciertas bacterias, las llamadas leptospiras, que en temperaturas cálidas se multiplican en el agua rápidamente.
Un perro que bebe agua contaminada puede contraer leptospirosis, que se detecta con síntomas como fiebre, pérdida de apetito, diarrea y vómitos. Esta enfermedad bacteriana puede ser mortal.
La vacuna contra la leptospirosis ofrece protección contra los casos graves, por lo que la IVH aconseja a los dueños renovarla periódicamente.
Además, es conveniente que el perro sacie su sed con agua corriente y no con agua estancada de charcos, donde la concentración de sustancias nocivas suele ser mayor.
De acuerdo con la asociación alemana, en muchos lugares se analiza periódicamente la calidad del agua en lagos y ríos. Los resultados, que incluyen recomendaciones y advertencias, se pueden encontrar en Internet.
Si el perro se muestra inquieto o vomita después de beber de un lago, arroyo o charco hay que llevarlo a la veterinaria.