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La doctora en veterinaria Adriana González dice que “cuando este insecto pica a un perro infectado con el parásito que causa leishmaniasis, al tomar su sangre puede llevar esa sangre infectada a otro perro y así se expande la enfermedad. Se pueden distinguir entre dos tipos: Leishmaniasis Visceral Canina y leishmaniasis cutánea.
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“Los síntomas de la leishmaniasis cutánea son decaimiento, falta de apetito, falta de pelo y descamación; especialmente alrededor de los ojos y en el hocico, crecimiento exagerado de las uñas, úlceras en la piel y hemorragia nasal”,
Medidas de prevención
Como medidas de prevención la veterinaría Adriana González explica algunas de las cuestiones que se pueden tener en cuenta:
Aplicación de repelentes
Se utilizan en perros que viven en zonas endémicas o que van a viajar a zonas endémicas y consiste en la aplicación de insecticidas tópicos de larga acción que se colocan en la piel del perro en forma de collar o pipeta en los períodos del año en los que el mosquito tiene actividad para prevenir que piquen a nuestra mascota y por lo tanto potencialmente transmitir el parásito.
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Vacunación:
Es de especial aplicación para perros que viven en zonas endémicas. Tienen que tener en cuenta que no previenen la infección pero sí reducen el riesgo de progresión de la enfermedad y la probabilidad de desarrollar signos clínicos y sólo se deben de aplicar a perros que previamente hayan dado negativo a un test serológico en sangre.
Test serológicos:
Este test en perros que viven en zonas endémicas se debería realizar al menos dos veces al año. El test serológico es importante para detectar de modo temprano la enfermedad y así poder instaurar un tratamiento adecuado a cada caso de modo precoz. Para perros que no viven en estas zonas pero que hacen viajes habitualmente a esos lugares también puede tener interés la realización de estas pruebas.