¡Oh, no! Qué hacer cuando los perros se revuelcan en las heces

A muchos dueños de perros se les revuelve el estómago de solo verlo: cuando salen a pasear con sus mascotas, los perros no solo se comen la comida que encuentran tirada por ahí con evidente entusiasmo, sino también excrementos de cualquier origen e incluso vómitos.

Los perros tienen fino olfato, lamentablemente también para rastrear heces y animales muertos.
Los perros tienen fino olfato, lamentablemente también para rastrear heces y animales muertos.Maurizio Gambarini

Cargando...

Al parecer, este comportamiento se remonta a la época en que el perro comenzó a evolucionar y empezó a vivir de los desechos y los excrementos humanos durante su proceso de domesticación. “Esto les permitía ser útiles, porque mejoraban la higiene en el hogar”, afirma la bióloga del comportamiento animal alemana Stefanie Riemer. Según dice, lo que es repugnante para nosotros es simplemente agradable para los perros, incluso hoy en día.

“Los animales no miran la fecha de vencimiento ni se fijan si un paquete está dañado”, dice el veterinario y terapeuta del comportamiento animal Ronald Lindner, de la ciudad alemana de Leipzig. “Simplemente se fijan en si les sabe bien o no”, añade.

Puede tratarse de excremento de caballo o de excrementos congelados de liebre que descubren al olfatear el suelo. “Para los perros, esto forma parte de su comportamiento exploratorio y se comen estas cosas de la misma forma en que nosotros nos comemos una galleta salada”, explica Lindner.

Las drogas y el alcohol pueden ser peligrosos

La cosa solo se vuelve peligrosa cuando los perros no pueden parar y se produce una sobrecarga estomacal. Lo mismo ocurre cuando consumen excrementos humanos o vómitos con restos de alcohol o incluso de drogas. En el peor de los casos, esto puede causarles trastornos graves en la salud.

“Que consuman heces de gato y heces humanas es bastante normal”, confirma Riemer. El problema es cuando los perros comen constantemente los excrementos de sus congéneres o incluso piezas de plástico. “Los perros sanos no deberían hacer eso”, afirma. Añade que a menudo se debe a un problema médico no detectado.

Un comportamiento como la “pica” (comer cosas que no son comestibles) suele producir en los animales enfermedades gastrointestinales. A menudo, es difícil reconocerlas sin un diagnóstico preciso. Sin embargo, también es posible pensar que comer excrementos de perro solo sirva para mantener “ocupado” al perro. Los perros que se criaron en perreras presentan a veces este comportamiento. Detrás de esta picardía también puede esconderse el deseo de llamar la atención.

Lindner considera prácticamente descartado, “casi en un 100 por ciento”, que este comportamiento pueda deberse a la falta de nutrientes. Asegura que hoy en día la comida para perros es en general buena, está estrictamente controlada y suele aportar a los animales todos los nutrientes necesarios.

Incluso los labradores aprenden a decir que no

Para evitar que los perros coman cosas poco convenientes o incluso peligrosas, el veterinario recomienda el adiestramiento con cebos antitoxina. Incluso las “máquinas de comer”, como los labradores, pueden aprender que no se deben tragar inmediatamente las cosas que encuentran tiradas en el suelo, sino que en todo caso deben señalarlas.

En su opinión, el secreto no es castigar el comportamiento incorrecto, sino reforzar positivamente el comportamiento alternativo correcto. “No se tarda ni diez minutos en enseñarles lo básico”, dice Lindner. “Pero luego hay que practicarlo miles de veces hasta que este comportamiento se generaliza”, añade.

La idea que subyace a este método es que el perro ya no considere que estas “golosinas” no deseadas son lo máximo y las devore inmediatamente con avidez, sino que decida limitarse a indicarlas, sentándose delante de ellas, por ejemplo.

A cambio, recibe como alternativa la mejor golosina de todos los tiempos y que es mucho más deliciosa: un trocito de leberwurst o de queso, por ejemplo. Es tarea de cada dueño descubrir cuál es la favorita de su perro.

En los primeros pasos del adiestramiento, el perro es recompensado con la súper golosina si mira a su dueño cuando descubre su indeseado objeto de deseo, pero no se lo come.

Revolcarse en la carroña o las heces también es normal

Sin embargo, muchos perros no solo son felices cuando pueden comer cosas asquerosas. Los dueños coinciden en que muchos de ellos llegan corriendo de lo más felices cuando descubren algún cadáver viejo o excrementos frescos de un animal salvaje, sobre los que se revuelcan con deleite. “Cuanto más horrible huele, más divertido es”, dice la adiestradora de comportamiento canino alemana Alexandra Wischall-Wagner.

Los excrementos de zorro encabezan el ránking. Los investigadores caninos suponen que esta preferencia se remonta al comportamiento de caza de los lobos: de esta forma buscan tapar su propio olor, generar un sentido de pertenencia al grupo y no llamar tanto la atención en la manada.

Lindner, en tanto, lo ve más como “un claro comportamiento relacionado con la comodidad”. Cuenta que, una vez, su perro macho se revolcó sobre en un apestoso cisne muerto. “Se sentía muy feliz y cómodo allí”, comenta. El terapeuta conductual sospecha que este comportamiento es una forma de compensar el estrés, tanto negativo como positivo.

“Unas buenas vacaciones alteran también hasta al perro más fuerte”, afirma Lindner. “Esto hace que no sepa bien qué hacer con todos sus sentimientos. Y si se topa de casualidad con un cisne, este se convierte rápidamente en un numerito bastante interesante para aliviar el estrés”, completa.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...