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Algunos de estos comportamientos aparentemente inusuales de los perros tienen que ver con la evolución, mientras que otros pueden apuntar a trastornos psíquicos o de salud.
“Básicamente es así: cuando contemplamos el comportamiento de un animal, siempre es importante conocer la conducta normal de esa especie”, afirma el veterinario Ronald Lindner.
Sucede que el ser humano percibe algunos comportamientos como indeseados o como un problema de conducta, “cuando en realidad las verdaderos trastornos de comportamiento y las modificaciones patológicas muchas veces son pasadas por alto o no son reconocidas”, indica el autor de “Was Hunde wirklich wollen” (Lo que los perros realmente quieren).
A continuación, un par de ejemplos:
Cazar el propio rabo
En primer lugar, puede tratarse simplemente de un comportamiento de juego normal, especialmente en los cachorros. “Los perros jóvenes se conocen a sí mismos y a su cuerpo y descubren que además tienen un rabo. Y que este además puede ser atrapado”, dice Lindner.
Sin embargo, más adelante este proceder también podría ser una compensación de estrés o una expresión de un comportamiento de apaciguamiento.
Y lo que puede ser agradable en un cachorro puede desarrollarse luego en un severo trastorno de conducta, advierte Stefanie Riemer, bióloga del comportamiento en Viena.
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Porque los cachorros experimentan una devolución positiva cuando las personas observan un comportamiento de este tipo y se ríen. Por lo tanto, lo repiten cuando están frustrados o expectantes. Este hábito puede desembocar en un trastorno obsesivo-compulsivo.
Por eso, los dueños deben reaccionar tempranamente a cuando el animal caza su rabo. Órdenes como “no” o “déjalo” no son las más adecuadas en este caso, porque estas consignas pueden ser malinterpretadas por el perro e incluso tener un efecto de refuerzo de esa conducta.
Lindner apunta que “lo mejor es ignorar al perro y abandonar el cuarto”. En caso que el can siga a la persona, se lo puede hacer sentar y premiarlo por eso, de manera que olvide el comportamiento anterior.
Excavar y lamer
Esto es básicamente lo mismo que morderse la cola, dice la entrenadora de comportamiento canino Alexandra Wischall-Wagner.
Puede que al principio a la gente le parezca simpático que sus perros excaven un túnel en la playa o se mordisqueen un poco las patas mientras se está mirando televisión por la noche.
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“Pero ese comportamiento es reforzado de mala manera por los seres humanos”, explica la especialista. Porque los perros reciben una confirmación en la medida que reciben atención, y por lo tanto lo practican con mayor frecuencia.
“Resulta extremadamente importante que la persona lo interrumpa. De lo contrario, el perro acabará cayendo en una conducta adictiva y ya no podrá detenerla”, advierte la psicóloga.
No importa si se trata de cavar de manera excesiva o andarse mordiendo todo el tiempo las patas hasta que sangren. En lugar de retar o castigar, hay que “apartarlo con cariño” de esta manía y calmarlo.
“Para mí lo absolutamente más importante es observar por qué desarrolla este comportamiento, qué obtiene de él y qué emoción se esconde detrás”, apunta Winschall-Wagner.
La experta señala que hay que diferenciar si el can se encuentra aburrido cuando empieza a poner en práctica esta conducta, si tiene frustración o miedo y si no puede resolver su propia inseguridad.
Naturalmente, sostiene Stefanie Riemer, que también deben clarificarse las razones médicas. Lamerse durante horas las patas puede ser una señal de dolor o de picazón a causa de una alergia.
Asimismo, detalla la experta, existen razas que desarrollan comportamientos obsesivos específicos. Mientras que los doberman tienden a un lamido excesivo, los bullterrier presentan una tendencia a perseguir su propio rabo.
Girar alrededor de su propio eje
Los dueños de perros conocen bien esta conducta. El perro debe girar primero en torno a su eje, antes de dejarse caer sobre su propio almohadón.
“Se trata solamente de un comportamiento de comodidad”, asegura Stefanie Riemer. Los perros se preparan sus camas de esta manera, y los que padecen dolor suelen hacerlo de forma especialmente intensa.
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Hay varias teorías sobre por qué también tienen que girar cuando hacen sus necesidades. Van desde el pisoteo de la hierba hasta el eje magnético norte-sur con el que se alinean los canes.
“Después de un primer estudio en 2013, que causó un gran revuelo, un estudio en 2022 descubrió que a los perros puede no importarles el campo magnético cuando defecan”, dice Riemer.
Alexandra Wischall-Wagner estima que el giro sirve para acomodar mejor el espacio. El objetivo principal de que los perros escarben después con las patas traseras principalmente es difundir su propio olor y ampliar la zona de marcado.
Además, también tienen glándulas de feromonas en las almohadillas de sus patas y esparcen moléculas adicionales al escarbar, para fijar sus marcas de olor.