Como un espejo: ¿por qué los perros imitan a sus amos?

“La vida con un perro consiste en un 90 por ciento en correr el uno a donde está el otro para ver qué está comiendo”. Puede que esta máxima que circula en redes sociales sea algo exagerada. Pero una cosa es cierta: no solo los humanos observan a sus perros, sino que estos también observan a los humanos.

Los perros tienen una percepción aguda de los sentimientos de sus amos y pueden expresarlos.
Los perros tienen una percepción aguda de los sentimientos de sus amos y pueden expresarlos.Fredrik von Erichsen

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“¡Y todo el tiempo!”, dice la psicóloga alemana de animales Patricia Lösche. Añade que esto no es así solo en el caso de los perros pastores como su ovejero australiano.

“Incluso cuando pensamos que están tan solo tirados en el rincón pasándolo bien nos están observando”, asegura la presidenta de la Asociación de Asesores en Comportamiento y Entrenamiento Animal de Alemania. ¿Y por qué lo hacen? Porque es su trabajo.

El perro escanea y copia para formar parte del sistema

Esto es así, entre otras cosas, porque 35.000 años de domesticación crearon cierta afinidad entre perros y humanos. “Los perros escanean el ambiente muy intensamente y observan dónde se produjeron cambios. Quieren sentirse seguros, como parte de un sistema, y por eso deben velar por mantener su espacio en él”, indica. Esto significa que cuanto menos vean y comprendan, es decir, cuanto menos atención presten (a lo que sucede), menos importancia tendrán en la comunidad familiar. Y esto es algo que buscan evitar.

¿Quién le da la pata a quién? Los perros no solo pueden imitar la conducta externa de sus amos, sino que también pueden reflejar el estado de ánimo de los mismos.
¿Quién le da la pata a quién? Los perros no solo pueden imitar la conducta externa de sus amos, sino que también pueden reflejar el estado de ánimo de los mismos.

Pero algunos perros no solo observan a sus amos. Hay dueños de perros que afirman incluso que sus animales perciben lo que los amos piensan. “Quizá esto sea un poco exagerado”, señala Stefanie Riemer, bióloga suiza especialista en comportamiento animal. “Pero pueden percibir lo que sentimos”, afirma. Añade que hay investigaciones que indican que los perros pueden sentir empatía, al igual que los niños pequeños que lloran cuando le sacan sangre a la madre.

Empatía comprobada en estudios

Esta empatía fue comprobada en estudios en los que se enfrenta a perros a personas desconocidas que lloran. En vez de mostrarse inseguros y dirigirse a la persona que conocen, muchos perros eligen ocuparse de la persona que llora. “Pueden percibir emociones y reaccionar frente a ellas de forma bastante cariñosa”, señala Riemer, quien dirigió durante muchos años un grupo de investigación sobre comportamiento canino en la Universidad de Berna.

El sentido de esto es bastante claro, ya que tanto perros como seres humanos son seres sociales. “Poder ponerse en el lugar del otro es una ventaja para prever, por ejemplo, cómo actuará ese otro”, explica. En otras palabras, les ayuda a los perros a anticipar el comportamiento del otro y a comprender, por ejemplo, que si éste se muestra iracundo, lo más probable es que lo ataque si se le acerca.

Otra ventaja es que si los perros observan a los demás y ven cómo reaccionan ante una novedad que podría ser peligrosa, evitan ponerse en peligro ellos mismos. Esto también les permite percibir si otro miembro de su grupo tiene miedo o dolor. “A todos los miembros del grupo les sirve cooperar entre ellos, casi como diciendo: ‘si tú me ayudas, yo te ayudo’”, explica Riemer.

Especializaciones perrunas: leer humanos

En el transcurso de la historia de la domesticación, los perros se especializaron en poder leer a las personas. “Y saben bien que sus reacciones a nuestras emociones refuerzan nuestro comportamiento cariñoso hacia ellos”, dice la bióloga.

Stefanie Riemer fue durante varios años directora de un equipo de investigación de la conducta canina en la Universidad de Berna.
Stefanie Riemer fue durante varios años directora de un equipo de investigación de la conducta canina en la Universidad de Berna.

Aunque no hay pruebas de que los perros “simulen” deliberadamente comportamientos como el miedo o el meter la cola entre las patas para conseguir más atención, algunos parecen saber exactamente qué hacer para captar la atención de sus dueños.

“Algunos pueden cojear de repente porque aprendieron que así se los mimará”, señala Lösche. “Otros inclinan la cabeza y miran con ternura porque saben que así les darán algo rico”, completa.

Los perros también pueden ser indiscretos

Muchas veces, los humanos transmiten su estado de ánimo incluso sin querer. Eso pasa, por ejemplo, cuando uno se encuentra con un vecino que no le cae bien y el perro gruñe, aunque el dueño se muestre amable.

“La realidad es que no controlamos nuestras emociones de base”, dice la experta. Explica que, antes de actuar, nuestro cerebro ya decidió lo que vamos a hacer, y que el perro también percibe esas milésimas de segundo. “Se nos adelanta y no podemos engañarlo”, asegura.

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