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Un gato siamés cariñoso y adaptado a la vida familiar se incorporó sin ningún problema a la rutina de Ibarra en Luque, donde además convive con otras mascotas, dos perros y dos gatos como si hubiera crecido con ellos.
Tan hermoso siamés “puro”, según la veterinaria que le sanitó y le aplicó la vacuna antirrábica tenía que tener un dueño. Era evidente que estaba bien cuidado porque se adaptó a la vida familiar.
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Ibarra compartió fotos de Gordo en redes y medios, luego de encontrarlo en la casa de sus padres en el barrio Villa Aurelia, acurrucado en un tambor para asados. Pero en principio no apareció el dueño.
Y un día pillaron que al minino, que resultó ser un experto en escondites, le gusta entrar a la parte del motor de los autos, bajo el capó, donde se pega el lujo de viajar de incógnito. Ya lo hizo en viajes de Luque a Asunción y de vuelta a Luque.
Su familia acogedora reveló todos estos detalles de un gato al que le encanta el balanceado pero también la carne del pollo. Fanático de siestas ininterrumpidas en la cama, preferentemente sobre el pecho de su padre humano momentáneo.
Pero si el sueño se presenta a cualquier hora se entrega a los brazos de Morfeo junto a sus hermanos gatunos, sin imaginar que tantas personas lo buscan por su enorme parecido con alguna mascota perdida.
Suponen que tiene más de un año, es un gato macho sin castrar, pero hogareño y tierno que solo busca amor y cuidados. El siamés será entregado a quien de pruebas de ser el dueño con fotos o alguna seña específica.
Mientras, el teléfono de Ibarra no para de sonar porque los interesados en tenerlo han aumentado en estos días de fama mediática.