En la noche del 30 de diciembre, el marido de Sarah vio que la puerta del local donde guardaban a los animales había sido forzada.
Faltaban siete, pero “uno de los perros fue abandonado a dos kilómetros de allí”, explica Sarah, aún conmocionada, a la AFP.
Un mes más tarde, un transeúnte encontró a otra de las mascotas, una hembra de springer spaniel inglés.
“Tenía una herida muy fea en el lomo, le habían intentado quitar el microchip”, recuerda.
Como no lo lograron, el chip permitió a un veterinario localizar a Sarah, que vive en un tranquilo pueblo de la zona de Port Talbot, en Gales.
Toda una lacra
Coincidiendo con los confinamientos contra el coronavirus, el robo de perros se ha convertido en una lacra en el Reino Unido.
En la web DogLost, Wayne May ayuda a los propietarios a encontrar a sus mascotas perdidas o robadas. Desde el comienzo de la pandemia, ha visto un aumento del 250% en los robos de perros.
“Llevo 30 años en esto y 2020 ha sido el peor año”, afirma. “Es una pandemia en sí misma, y va en aumento”, asegura.
Los británicos, muy aficionados a los perros, optan cada vez más por procurarse compañeros de cuatro patas para superar la soledad y la angustia asociadas a los largos confinamientos que se han sucedido en el país más castigado de Europa por el covid-19, con más de 110.000 muertos.
Y los precios se han disparado, despertando la avaricia.
Según cifras de la web Pets4Homes, que examinó unos 150.000 anuncios, el precio medio de venta de un perro entre marzo y septiembre de 2020 fue de 1.883 libras (2.578 dólares, 2.140 euros), frente a 888 libras durante el mismo periodo del año anterior.
El precio de algunos cachorros de razas populares, como el bulldog o el cavapoo (cruce entre caniche y cavalier king charles), puede alcanzar las 4.000 libras.
Multas “irrisorias”
Todo el mundo quiere su perrito: la sección “mascotas” de la web de RSCPA, una asociación de defensa de los animales muy conocida en el país, sumó 40 millones de visualizaciones entre finales de marzo y finales de diciembre del año pasado, frente a 27 millones en el mismo periodo de 2019.
“Como ha habido una demanda tan grande, sobre todo de cachorros, hemos visto que la gente intenta satisfacer esa demanda actuando de forma ilegal”, dice Sam Gaines, uno de los responsables de la RSPCA.
“Por ejemplo, hemos visto un aumento en el número de cachorros que llegan del extranjero y nos preocupa mucho cómo se crían fuera del Reino Unido y los largos viajes que tienen que hacer para llegar aquí”, agrega.
Por su parte, los ladrones se interesan por los perros que pueden robar fácilmente.
“Antes de la pandemia lo que veíamos eran robos de oportunidad, un porcentaje muy pequeño eran bandas criminales o robos específicos, pero todo eso cambió el año pasado”, dice May, que colabora con la policía británica.
En su opinión, sólo el endurecimiento de las penas disuadirá a los ladrones.
“Ahora es más lucrativo ser ladrón de perros que traficante de drogas en el Reino Unido. Si te pillan robando un perro, te arriesgas a una multa irrisoria de 200 o 250 libras. Y las bandas criminales están dispuestas a correr el riesgo por una cantidad tan insignificante”, afirma.
Mientras tanto, en casa de Sarah siguen desaparecidos cuatro patterdale terrier y un border terrier. Y su dueña está inquieta: “Después de ver las heridas de mi spaniel, estoy aún más preocupada por los otros perros”.