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Las pulgas son un flagelo bastante frecuente. Una de las más comunes es la Ctenocephalides felis o la vulgarmente llamada pulga del gato. Este pequeño parásito siempre está saltando de un lado al otro.
Algunas especies pueden saltar una distancia de entre 30 y 50 centímetros y se catapultan a hasta 10 centímetros de altura, lo que, teniendo en cuenta su tamaño de 2 a 3,3 milímetros, es un rendimiento enorme. Trasladado a dimensiones humanas, sería como si una persona pudiera alcanzar la punta de un edificio de unos 150 metros de un salto.
Si la pulga recae sobre un gato, chupa su sangre. Esto puede generar más o menos picazón. El animal reaccionará de distintas formas de acuerdo con su naturaleza. Hay gatos que lo sufren mucho: se ponen a saltar como locos, se rascan con fuerza y, en determinadas ocasiones, se lastiman. Otros animales son menos sensibles a ellas.
Los huevos de las pulgas suelen terminar en la cama
Si el dueño del animal no se da cuenta de que éste tiene pulgas, esto puede tener consecuencias graves debido a que las pulgas hembra son extremadamente productivas.
Veinticuatro horas después de un tête-à-tête con una pulga macho y una ingesta de sangre, producen hasta 30 huevos. Y los colocan, en general, cuando el gato duerme. Esto hace que los huevos terminen generalmente en la camita del gato o en los lugares en los que suele descansar con frecuencia.
Allí es donde las larvas de las pulgas, que a diferencia de las pulgas adultas no son parásitas, encuentran su alimento. Éste consiste en sustancias orgánicas como restos de heces, pelos o escamas de piel.
Una prueba simple: los excrementos de pulga cambian de color
Para saber si su gato tiene pulgas, tiene que colocarlo sobre un fondo blanco, es decir, una toalla o una sábana blancas y pasarle un peine fino por el pelaje. Si caen puntitos negros, podría tratarse del excremento de las pulgas.
Para saber si efectivamente son eso y no simple suciedad, hay que humedecerlos un poco. En caso de que se pongan rojos, son excrementos de pulgas.
Que las pulgas le causen picazón al gato es la menor de las consecuencias. El problema con la mordida de la pulga es que se puede inflamar y, bajo ciertas circunstancias, producir eczemas.
Además, las pulgas transmiten bacterias, por lo que el gato puede terminar infestado con la tenia del perro. Muchas veces se producen también dermatitis alérgicas. En esos casos, los gatos se rascan y lamen como locos sin que necesariamente siga habiendo una pulga allí. En todo caso, la dermatitis requiere de un tratamiento con el veterinario.
El tratamiento debe extenderse a todos los animales de la casa
Para que la pulga desaparezca, el veterinario le da al gato un preparado, una solución o pastillas. Eso detiene el ataque más agudo. Los veterinarios señalan que, si hay otros animales en la casa, también deben ser sometidos al tratamiento.
Otra cosa importante es no darle a las larvas la oportunidad de desarrollarse. Por eso es imprescindible limpiar bien la vivienda y no sólo los lugares en los que descansa el gato, sino también alfombras y tapizados así como almohadones y mantas. Lo ideal es lavar todo a al menos 60 °C.
Por otra parte, los veterinarios recomiendan desistir de los remedios caseros para combatir las pulgas. En los foros de Internet se recomiendan óleos etéreos contra los parásitos que no le hacen bien a los gatos. Sus aromas intensos son muy agresivos para el olfato felino.
Algunos investigadores de insectos recomiendan un truco: colocar en casa un plato playo con agua y algunas gotas de detergente y una vela encendida en el medio. Debido a que las pulgas no ven bien, creen que el calor procede del cuerpo de un animal y se dirigen hacia allí, donde terminan ahogándose.