Las ranas y los sapos tienen mucho que ofrecer al espectador. Además de las volteretas de la cópula, la salida de los renacuajos de la piel de la espalda de la madre resulta impresionate. “Pueden mantenerse en un acuario común y no necesitan tierra”, explica el experto alemán Kriton Kunz.
A muchos de los ejemplares les gusta tomarse una pausa en la superficie del agua, en alguna planta flotante. En general los anfibios necesitan tener recovecos oscuros, raíces vacías, piedras o cilindros de cerámica y no les gusta tanto el agua fresca. Prefieren agua que haya estado al menos un día en reposo.
A la hora de comer, su alimento predilecto son los cladóceros y las larvas de mosquito, pero también pueden alimentarse de gusanos congelados. Es importante evitar que escapen del acuario al dar un salto de alegría, con lo cual el recipiente debe estar bien cubierto para evitar que encuentren algún rinconcito de escape.
Es preferible no colocar el acuario en la habitación. Los expertos lo desaconsejan porque los ruiditos de los animales podrían perturbar el sueño de las almas sensibles.