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Dicen que nosotros los paraguayos provenimos de dos razas, la española y la indígena y que ambas no son tan allegadas al trabajo; lógicamente nada se puede generalizar como lo dice la propia filosofía, pero pareciera que no estamos muy lejos de lo sentenciado más arriba.
Para salir del atraso, necesitamos de gente comprometida con su país en todos los ámbitos de la vida y primordialmente cuando tratamos de esto que dignifica al hombre: el trabajo, si cada paraguayo, sea funcionario público o no, pone el hombro con ahínco y dedicación a sus quehaceres cotidianos y realiza su cometido con todas las de la ley, indudablemente estaremos muy cerca o llegando al país que todos deseamos.
Hasta los medios internacionales se hacen eco y afirman que Paraguay es uno de los países más corruptos del mundo, y en este tren de cosas la población tiene su fuerte cuota de culpa, no solamente las autoridades, como generalmente queremos afirmar; porque si un pueblo lucha denodadamente y cada quien realiza su tarea cabalmente sin escatimar esfuerzos, engrandecerá al país e inexorablemente llegará al sitial de progreso que todo buen paraguayo anhela y merece.
Luis Gilberto Niz Valiente