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Quiero solicitar al presidente del Tribunal Superior de Justicia Electoral, el ministro Jaime José Bestard, la donación de los muebles que serán desechados con motivo de la adquisición de los nuevos y millonarios mobiliarios para la institución que preside.
Ojalá estas autoridades puedan paliar de alguna manera, con este gesto que les propongo, el daño que causará este inmenso gasto de nuestros escuálidos presupuestos, porque aunque sean usados los muebles que van a desechar (sillas, escritorios, armarios), algunos colegios que tienen terribles necesidades podrían reutilizarlos.
Como todos sabemos, el costo de los nuevos muebles que se adjudicó el TSJE es de casi G. 2.700 millones, con los que se hubiera podido comprar 36.000 pupitres para niños que se están sentando en el suelo para estudiar. Estoy convencida de que con los muebles usados y la ayuda de algún carpintero podríamos satisfacer las necesidades de las instituciones más carenciadas.
Este gesto también es muy importante porque tiene que ver con el cuidado de nuestra casa común: la tierra, a la que se refiere el papa Francisco en su nueva encíclica “Laudato si”.
La misma está dedicada a la deuda ecológica contraída con nuestro planeta, y nos insta a luchar contra la contaminación, la basura y la cultura del descarte, del deterioro de la calidad de la vida humana y la decadencia social, y, principalmente, luchar contra la debilidad de nuestras reacciones.
María Rosa Villalba de los Ríos