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Me toca escribir a vuestra persona motivado por un profundo y sincero amor a mi patria para pedirle que guíe con el ejemplo, inspire, no se emborrache con el poder. Construya sólidos cimientos que nosotros estiraremos con Usted este país y si trabajamos articuladamente lo veremos salir a flote.
Invierta en educación. Ha habido un gran crecimiento económico pero el desarrollo educativo es una materia pendiente que Usted debe encarar. Invierta en salud pública. Hoy en día la gente que no tiene los recursos pierde la esperanza. Devuélvales esa llama. Desarrolle proyectos viales que conecten y faciliten el acceso a todos los rincones del Paraguay, pero no permita que se pida un “peaje” o una “tajada”.
Sanee nuestra Justicia. Ponga mano dura para aquellos que son los encargados de impartirla y para aquellos que, supuestamente, representan al pueblo. Ellos deben ser el ejemplo, y si hoy no lo son es porque están en un lugar que les queda grande y, créame, que como sociedad trabajaremos en dejar de elegir personas que no puedan llenar esos lugares.
Apueste por la juventud. Tenemos la capacidad, tenemos las herramientas, pero muchas veces no tenemos la oportunidad, ni los recursos, pero el talento está y es único. Ha asumido un país expectante pero también un país exigente, que le va a reclamar en el caso de que pierda el norte y lo va a intimar para que se “re-encauce”, porque el discurso que ha dado es un contrato que ha suscripto con todo el pueblo paraguayo y la cláusula más importante de ese contrato usted la dijo: “Si así no lo hiciere, que Dios y la Patria me lo demanden”. Lo haremos, señor presidente, lo haremos.
Maximiliano Riva