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En Paraguay existe la perjudicial costumbre, por gran parte del pueblo, de seguir permitiendo que los gobernantes de los tres poderes del Estado se comporten como si fuera que aún estamos en la época de la dictadura, es decir como si fuera que ellos pueden hacer todo lo que se les antoje sin respetar la Constitución Nacional, la cual debe servir no solo para el comportamiento democrático de la ciudadanía sino también para que los gobernantes cumplan sus funciones estrictamente ajustados a la misma.
Pero en nuestro país sucede que cuando a ellos no les conviene un artículo, simplemente patean la Constitución y dictan sus propias leyes, de acuerdo a sus conveniencias, con lo que violan la Constitución y también cometen una vil corrupción en perjuicio del pueblo.
Y si bien es cierto que desde el 2018 creció la indignación ciudadana contra los gobernantes corruptos, con importantes conquistas mediante los escraches y manifestaciones, sin embargo por la cantidad de corruptos que hay en el Gobierno, es aún muy poca la cantidad de la ciudadanía patriota que sale a defender los derechos del pueblo, con lo cual estamos diciendo que los paraguayos somos muy rápidos para robar pero muy lentos para reaccionar ante las injusticias.
Es por ello, que si no queremos que recién en el año 3000 termine la podredumbre política existente, lo que se debe hacer, además de los escraches y del desbloqueo de las listas sábana, es enviar al Congreso un paquete de medidas anticorrupción pública con alrededor de 20 puntos.
Pero que este paquete anticorrupción sea elaborado por la ciudadanía, ya que NO podemos seguir rogándoles absurdamente a los mafiosos que combatan la corrupción, porque ellos son los que se benefician de la misma y mientras que el pueblo siga permitiendo que le mientan, que le roben sus bienes, que violen o hagan interpretaciones antojadizas de la Constitución, que negocien impunidad, etc, ellos NO van a mover un dedo para terminar con la corrupción.
Entonces, lo que debemos hacer “Los Comunes’’ es NO seguir creyendo en promesas grandilocuentes como las que hizo el presidente Abdo el día 15 de agosto de 2018 cuando asumió el poder, fecha en que casi babeando, discurseaba que su gobierno iba ser institucionalista, que iba a defender los intereses del país en Itaipú y Yacyretá.
Que iba a realizar un fuerte combate a la corrupción, etc, pero luego, al día siguiente, cuando eligió a sus ministros violó la Constitución al nombrarle a otro violador, al frente de Yacyretá, además de nombrar a otro zorro al frente de Itaipú, y luego realizó otros nombramientos espantosos, de personas NO idóneas para el cargo, y a otro violador de la Constitución en el consejo del IPS, que además mantiene férreamente la estructura prebendaria-clientelista en vez de recortar los gastos superfluos del Estado, con todo lo cual el babeo inicial del presidente Abdo se convirtió en un fuerte escupitajo al pueblo paraguayo.
Y si el presidente Abdo se quiere jactar de algunas pocas cosas que hace bien, es lógico que lo haga porque le sirve de autoelogio, pero al pueblo NO le sirve que el primer empleado del país haga solo el 10% de lo bueno y 90% de lo inaceptable. Y si algunos creen que el presidente Abdo mejorará su Gobierno, olvídense, pues en su chip mental está fuertemente impregnado el sello inconfundible del coloradismo corrupto, consistente en la conocida frase: “Nosotros vamos a hacer lo que queremos porque para eso mandamos”.
Es por todo lo dicho que la primera medida anticorrupción a enviar al Congreso debe ser: “Todo gobernante al que se le compruebe fehaciente violación de la Constitución debe ser destituido SIN posibilidad de por vida de ocupar ningún cargo público’’.
Elena Torres Báez